Dificilmente se encuentre en la historia de Colombia un mitomano de la talla de Puentes Melo. No hay diatriba en la que, al más puro estilo de Yamhure, no termine metiendose con hechos de la vida intima del personaje objeto de su tirria. «que todo el mundo sabe que es un marica» «que todo el mundo sabe que es una puta». Un «todo el mundo» que jamás aclara y gracias al cual piensa que se exonera de aportar pruebas o siquiera un menor indicio. Un asco como pocas veces se ha visto en las comunicaciones. Por lo menos Londoño, igual de sectario que estos dos personajes, se abstiene de meterse con la sexualidad de sus señalados en la muy controversial Hora de la Verdad.

Igual, sería lamentable, aunque ironico, que a su vez fuera victima de un invento de estas magnitudes para desprestigiarlo.