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Antiguo 10-07-2016 , 22:48:05   #10637
bauerbog
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Iniciado por bauerbog Ver Mensaje
Una semana después de la experiencia anterior volví a la zona de la 67. Pensaba en adónde iba a ir primero. Por una parte me quedaba más fácil y de camino entrar al de la 67 con 15 para entrar con la renombrada y veterana caleña Salomé, y por otra quería ir al de la 67 con 19 para entrar con la venezolana que ni le sabía el nombre...


A la semana siguiente insistí en regresar a la zona de la 67. Hay que recordar que la última vez que fui tenía como objetivo ir a 2 lugares, pero al final no pasé del primer sitio (15-42). Me quedó pendiente la ida al de la K 19 (67-47) para conocer y entrar con la venezolana. Dejé pasar unos días y cuando me sentí listo y con los recursos suficientes fui exclusivamente al de la K19. Nada de pasar por el otro reservado.

Antes de subir hablé brevemente con el portero y me confirmó la presencia de nuevas mujeres y en particular de la venezolana. Con la seguridad de encontrarla llegué al segundo piso, saludé a la administradora del lugar y le pedí la presentación de las chicas disponibles. Esperaba que la venezolana no estuviera ocupada. La señora se limitó a decir que tenía 2 chicas ocupadas pero que las demás estaban disponibles y las llamó para la presentación. Comenzaron una a una a presentarse. Hubo una que me agradó y otra que ya conocía (la jovencita negra cuyo encuentro comenté en una ocasión anterior). Me saludaron amablemente y al final apareció la que era. La venezolana.

Apareció una mujer con un cuerpazo, bien alta, en minifalda y tacones altos (con ellos puestos medía como 1.80 m.) Piel morena, curvilínea, esbelta. Nos saludamos, fue amistosa (esperaba que no hubiera ninguna señal de frialdad o arrogancia); dio la vuelta y contorneando sus caderas rítmicamente se retiró. La administradora me preguntó a quién escogía, le pregunté por la última, que qué tal era, ella me dijo, la venezolana, muy buena, se la recomiendo. Entonces le dije listo y la llamó. Desde el primer momento que la vi noté la gran diferencia en estatura, figura, porte y belleza con respecto a las otras. Una mujer de esa calidad y en este sitio. Simplemente una oportunidad que no se puede perder. Ojalá, me decía yo, que no sea complicada y que no sea sólo adicionales.

Volvió a entrar en la sala. Me volvió a dar la mano y sentó en una silla pegada a la mía, a mi izquierda. Cruzó sensualmente las piernas, sonrió y comenzó a explicarme el servicio. Me interesaba mucho saber, no tanto lo que me decía sino cómo me lo decía. Poder rápidamente encontrar pistas que me ayudaran a determinar si esta deseable mujer sería una buena compañía, una buena amante y si me daría de buen agrado un buen servicio. Me dijo que era un servicio normal con sexo oral, relación en las posiciones que quisiera. Además que le gustaba que la trataran sin brusquedad, con respeto. Me pareció bien. Así la trataría yo. Me dijo que podía darme besitos (piquitos), que no le gustaban esos besos con lengua, le parecían desagradables y que si quería le podía chupar sus senos y acariciarla, que eso le excitaba (posteriormente pude comprobarlo). Le dije que quería un buen servicio en la que los dos la pasáramos bien y tener un rato agradable a su lado. Nos pusimos de acuerdo. Le pagué por media hora, ella fue por sus cosas, dejé que se retirara para poder ver de nuevo su figura dándome la espalda, pudiendo con placer observar sus curvas y su hermoso trasero. Fui al baño, me lavé las manos y me eché agua en la cara, me sequé y cuando salí vi que ella venía a mi encuentro. Miramos las habitaciones disponibles y pusimos nuestra vista en el mismo cuarto. Nos dirigimos allí, ella entró primero, yo cerré la puerta y le puse el pestillo.

En el cuarto, pegado a una de las paredes, había una especie de "sofá" muy angosto y de una forma muy particular, con curvas como semejando a un corto tramo de una montaña rusa. Alto en uno de sus extremos, cayendo su curvatura a su punto más cercano al piso en la mitad y elevando a nivel medio su altura al otro extremo. La única manera de poderse sentar allí es como si uno se acomodara en una moto con los dos pies en el suelo. Mientras se desnudaba comencé a imaginar cómo sería acomodarla por delante mío y yo por detrás, como si fuera su copiloto con la gran ventaja que en vez de quedar arrodillado (en la cama) podía quedar firmemente parado y ella con esas bellas curvas que tiene podría fácilmente acomodarse y moverse con comodidad en una potencial penetración.

Terminamos de desnudarnos, dejamos nuestras ropas en uno de los bordes de la cama, excepto que ella me pidió no quitarse el hermoso hilo dental de color rojo que llevaba consigo. Me sorprendió. Me dejó sin palabras. Accedí. Entonces le pedí que se diera la vuelta de pie para detallar su cuerpo. Me dijo y pude comprobarlo que no tenía ninguna operación en él. Que su cuerpo era completamente natural sin implante alguno en senos y trasero. Le pedí que se hiciera en esa silla que describí anteriormente. Ella se extrañó del pedido, la tomé de la mano y le dije que se mirara al espejo. Le dije que era muy hermosa, que tenía un cuerpo muy bello. Parecía extraño que ella no se creyera tan hermosa. Se comparaba con sus paisanas y decía que habían muchas mucho más exhuberantes y atractivas que ella. Le pedí que acomodara su cuerpo a esa especie de sillón aquel. Qué espectáculo. Sus curvas se adueñaron del sillón, sus tetas pegadas a la primera curva descendente y su culo por encima de la última ascendente, y yo parado detrás de ella. Por obviedad su culo pasaba suavemente por mi miembro y éste cobró vida y se paró casi de inmediato. Al pegarme a ella podía rodearla con mis brazos y mis manos llegaron a sus tetas. Las acaricié con cuidado rodeando los contornos de sus pezones. Sus senos, en mi opinión no son ni pequeños ni grandes, me parece que su tamaño es el apropiado para su figura. Ella cerró los ojos y dijo por primera vez "rico". Me comentó brevemente mientras la abrazaba de qué ciudad de Venezuela venía, del ambiente costero en el que vivía y de la necesidad de venir a un lugar con mejores posibilidades de ganar dinero. Creyó que Bogotá era su mejor opción, que ya estaba acostumbrándose a la vida aquí, menos a los constantes cambios de clima durante el trascurso de un día cualquiera.

Fue un abrazo por detrás muy poco convencional y muy erótico. Luego ella se puso de frente a mí y me permitió besar sus senos por unos dos a tres minutos mientras acomodaba mis manos en sus nalgas. Qué piel tan suave tenía. Qué placentero fue acariciárselas (las tetas primero, las nalgas después). El momento se interrumpió al preguntarme que si quería ella podría hacerme el oral. Acepté. Me aparté del sillón para permitirle a ella "bajarse" de allí. Acomodé la almohada, puse allí mi cabeza y me acomodé boca arriba lo más cómodamente que pude. Ella se hizo al lado derecho mío al borde de la cama, me puso el condón y comenzó la labor. Lo hizo con extremo cuidado y suavidad. Poco a poco fue aumentando el ritmo. Se ayudaba de su mano derecha para complementar la intensidad del placer que me proporcionaba. Le dije que estaba muy al borde de la cama, que se acomodara mejor. Entonces, sin decirle nada más acomodó su culo encima de mi cara, inclinó su cara y su pecho y elevó su culo (posición 69) y prosiguió con el oral. Yo me vi tentado a "hacerle la trapeada", probé primero a acariarle con mis dedos sus labios exteriores y su clítoris. Cuando llegué ahí ella disminuyó bruscamente su ritmo en el oral. Eso me indicó que no se sentía cómoda con ello. Desistí lo más rápido que pude. Ella afortunadamente se volvió a concentrar en mi miembro. Su oral es de los mejores que me han hecho en mucho tiempo. Me estaba comenzando a preocupar de que me viniera en cualquier momento.

Moví un poco mis piernas y eso motivó a que ella detuviera la marcha y decidiera apartar su culo de mi cara. Se palpó sus genitales y notó que estaba comenzando a lubricar. Entonces, continuando dándome la espalda, acomodó su culo a mi miembro y se lo introdujo lentamente, corriendo con su mano el hilo dental a su nalga derecha. Unos segundos después ya se lo había introducido por completo en su vagina, mientras yo con mi mano derecha agarraba su hilo dental. Inclinó su pecho y rostro hacia delante, pegados a la sábana que cubría el colchón y comenzó rítmicamente su culazo a moverse hacia arriba y hacia abajo. Yo intentaba enderezar algo mi cabeza para observar el delicioso movimiento de su culo, lento, profundo, rítmico y cadencioso.

Minutos después cambió de opinión y de postura. Se hizo de frente y encima mío, y repitió los deliciosos movimientos deliciosos de su culo de la pose anterior. Nos fundimos en un intenso abrazo. Sus tetas se apretaron fuertemente en mi pecho. La temperatura de nuestros cuerpos se elevó en cuestión de instantes. Traté de darle unos besitos tratando de alcanzar su boca, pero ella jadeó su cuerpo intensamente, tomó mis manos con sus manos, las entrelazó y me las llevó a lado y lado de la almohada. Me crucificó. Tenía sus ojos cerrados, gemía más fuerte cada vez. Mi boca quedó cerca de su oreja derecha y comencé a susurrarle cosas, que moviera más su culo, que lo podía mover todo lo que quisiera y entonces el impacto del descenso de sus nalgas contra mi zona noble aumentó en intensidad y en sonoridad. Yo estaba perdiendo el control. Ella seguía moviéndose y gimiendo y yo sentía cada vez más facilidad de ella para mover su culo. Estaba lubricando más. Y yo, por segunda vez me vi al borde del orgasmo. Entonces le dije al oído que si quería que me hiciera arriba. Ella tardó unos segundos en reaccionar y sin decir nada asintió, se retiró de mi cuerpo, se hizo a un lado, le acomodé la almohada, le volví a chupar en un breve instante las tetas y cuando se me ocurrió nuevamente pasarle la mano por su zona íntima, me dijo que lo que quería es que la siguiera penetrando.

Ella se acostó. Me hice encima de ella, pero preferí no poner mi pecho en el de ella. Ya estaba sudando mucho, ella también sudaba, pero creí que se incomodaría mucho. Ella estaba acalorada. Afortunadamente estaba abierta la ventana de la habitación que daba a la calle y decidí levantarle sus largas piernas y ponerlas en mi pecho y sus pies quedaron por encima de mis hombros. Sus nalgas quedaron despegadas del colchón y fácilmente la penetré. De nuevo se repitió el fuerte impacto físico y auditivo de sus nalgas chocando contra mi zona púbica. Seguí hasta que un golpeteo de la puerta interrumpió abruptamente el momento. La estaban llamando. Nos desconcentró instantáneamente a los dos y comencé a experimentar una angustia de que el momento con ella se acabara. Quería a toda costa que continuara. Se lo dije a ella, ella me dijo que también quería continuar. Entonces me reincorporé y busqué con afán en mi bolsillo el dinero suficiente para pagar otra media hora con ella. Le dije que se pusiera una toalla, que la encargada se diera cuenta que salía de la habitación, se duchara y luego de eso sí le dijera que yo quería otra media hora y le diera el dinero, mientras me secaba como podía el sudor que tenía y recobraba el aliento y las fuerzas que había gastado hasta ese momento.

Respiré hondo, me calmé, recobré el aliento, empecé a respirar con normalidad. Me sequé casi todo el sudor y fue cuando ella volvió a aparecer. Rápidamente se quitó la toalla. Ahora si estaba sin su hilo dental completamente desnuda. Me abrazó. Nos acostamos en la cama y me hice encima de ella. Se me ocurrió la pose favorita mía. Ella acostada, la giré un poco más de 90° a su derecha, abrí sus piernas, metí mi pierna izquierda entre ellas, mi pierna derecha quedó libre y metí mi pene en su culazo. Cuando lo tuve de cerca se me paró de inmediato y lo introduje sin ningún problema. Tenía que comenzar despacio. Le empecé a mover su nalga izquierda y empezamos a retomar el ritmo cadencioso que teníamos antes de la interrupción. Ella de a poco se fue soltando y empezó a mover ese culo cada vez más rico y pude presenciar al detalle como de a poco se empezaba a humedecer. Rico, rico - decía y duramos así casi 15 minutos, variando el ritmo entre despacio y rápido, entre superficial y profundo, moviéndole sus nalgas de todas las maneras que encontré posible. Sentí por tercera vez estar llegando al umbral del orgasmo. Entonces le dije que la quería penetrar en cuatro. Ella se tardó un poco debido a que cada minuto que pasaba se sentía más y más cómoda en esa posición. Me tocó apartarme de ella. Nuestras revoluciones se bajaron pero tuve la más absoluta confianza que en cuatro irremediablemente me vendría en esa delicia de culo. Ella se puso en posición y como ya estaba naturalmente lubricada la penetración fue sencilla. De nuevo empezando despacio, le dije que moviera su culo, que lo sintiera ella rico. Cuando sentí que ella volvió a entrar en calor retomé el control y comencé a incrementar lentamente el ritmo de la penetración. Los dos nos movíamos con movimientos complementarios coordinados, como si estuviéramos bailando. Seguí, seguí y seguí, ella gemía y con sus manos agarraba con fuerza la sábana de la cama. No pude aguantar más. Por cuarta y última vez ahora sí llegué al punto sin retorno. Sentí que irremediablemente me iba a venir en ella. Me dejé de apoyar de rodillas y medio me puse en pie encima del colchón y empuje echando los restos. Sentí como mi pene llegaba hasta el fondo de ella y en ese momento me vine en su culo. Todo lo que acumulé lo expulsé en ese momento. Me quité un enorme peso de dentro. Fui cuidadoso pero mantuve mi pene en su vagina como dos minutos más, seguí moviéndome dentro de ella cada vez más y más lento hasta que al fin con cuidado lo saqué de allí. Ella tenía el culo mojado, se lo seguí moviendo y luego ya pasé a sólo acariciárselo, hasta que sin fuerzas terminé acostado a su lado. Ella lentamente se reincorporó, me retiró el condón, lo echó a una bolsita blanca que estaba encima de la mesita de noche junto a la cama y me alcanzó papel higiénico para que me secara. Luego ella se volvió a envolver su toalla y salió de la habitación para volverse a duchar.

Hacía mucho rato no me sentía tan "cargado" como en esta ocasión. Y ahora estaba en el extremo opuesto. Estaba tan distendido, liberado, aliviado o mejor dicho descargado. Me sentí excesivamente relajado. Me pregunté si tendría las suficientes fuerzas para tomar el camino de regreso. Necesitaba urgentemente unos minutos de descanso y abundante hidratación. Me terminé de vestir, ella regresó para recoger sus cosas y despedirse de mí. Le di las gracias por el momento que pasamos. Me dio un besito en la mejilla y me dijo que esperaba que pronto la visitara de nuevo.

Ella salió y yo cogí mis pertenencias y la seguí. Ella volvió a su sala de espera y yo a la sala de clientes. La administradora me preguntó que cómo me había ido. Yo le dije que muy bien. Qué el servicio de ella es muy bueno. A propósito, ella tiene como nombre Verónica. Le dije a la administradora que estaba muy sediento, que si me podía conseguir una botella con agua mientras descansaba unos minutos en la sala. Me estuve allí unos minutos más y llegó mi botella con agua, le pregunté cuánto era. Me dijo que era cortesía de la casa. Le agradecí el gesto. Me la tomé rápido, mientras veía que Verónica entraba con otro cliente que la esperaba. Me despedí de la señora, miré de lejos a Vero, ella movió discretamente su mano despidiéndose y luego afuera le agradecí al portero y fui a la tienda de al lado y me compré dos powerades para bebérmelos camino a casa.

Gocé de un momento muy agradable. Terminé satisfecho. Una mujer de un nivel superior a cualquier mujer del sector, con algunas contadas excepciones. Atractiva y muy sensual, no es mujer en mi parecer para un polvo rápido. Es mujer para disfrutar y saborear por un tiempo más prolongado. Hay que degustarla con alma, algo de paciencia y con mucha intensidad.

Voy a dejar pasar un tiempo después de esto. Naturalmente quiero repetir con ella pero la ocasión llegará en su momento, pero la mayoría de los que entran a este sitio preguntan por la venezolana constantemente así como yo lo hice. Vamos a ver si ella puede atender a tantos clientes manteniendo la calidad de su servicio. Sólo hace unas semanas que llegó y el sitio ha vuelto a reactivarse. Tuve muchísima suerte de encontrarla disponible y descansada. Ya veremos cómo me va en la próxima.

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