Iniciado por randymulinkovic

Salud mis camaradas!
Os comenzaré por contaros que he estado dando vueltecillas probando nuevos sitios "Unicentro, Chicó, Cedritos y Niza" Buah , Buah! Que talentos por Dios!

Este finde, visité nuestro querido y amado barrio "El Santa" Estuve un ratillo en Fiebre y estaba hasta arriba de gente, no se podía ni beber caña tranquilo, el tumulto estaba insoportable.
Tomé la decisión de visitar Paisas Club y bueno, que no alcanzo a pasar la puerta y me encuentro con un pedazo de hembra, muy interesante para mi refinado paladar. Espere por unos minutos hasta hacer contacto visual. Una mirada electrizante de unos ojos cristalinos acompañados de unos cabellos rojizos muy cortitos como sus pantalones blancos y una camisetilla color rosa. Su nombre artístico "Tamara" yo lo cambiaría por alguno más sofisticado como ella misma. En esta ocasión le pedí a la hermosa mujer, que se dejara tumbar en la cama como si fuese una sirena al mar, para luego hundir mis dedos dentro ella como se hunden los pasos sobre la playa humedecida por el arribo de las olas y como las mismas olas dejé llevar mi instinto y mi lengua que se clavó tan profunda como quiso y saborear cada rincón de su ser, puedo asegurar que le sentí hasta su alma, haciéndola gemir como el canto de las sirenas encantadas y todo aquello inimaginable que solo puede existir en la profunda oscuridad del océano. De repente ella estalló como lo pueden hacer los planetas y en un millón de meteoros se transformaron sus manos, parecía la misma lava de un volcán ardiendo me tiro de la cabeza hacia arriba por su mismo desenfreno, sentí como aquello que revolcaba con mi lengua se endurecía cada vez más y más mientras ella se estremeció a tal punto que un grito ahogado por su misma excitación le hizo sentirse por un momento tan amada como transportada por un cometa. Ella la mujer que al comienzo no permitió que la besase, al final no soltaba mi lengua y me pedía con locura que la llenase toda, que la sintiera por dentro con cada centímetro de mi sexo. Así que para finalizar practiqué la postura de un sabio guerrero. Coloque con firmeza cada pierna sobre mis hombros y la empalé tan profundo como llegaba, ella aún más perdida por sus sensaciones nuevas, pero aún siendo todo conocido para ella, sus emociones la llevaban de un lado a otro como si le estuviera llevando la muerte y a la vez la vida, sus gestos son un recuerdo imborrable en mi memoria. Por más de 72 minutos ocupamos un espacio que por mas de ser miserable y un poco asqueroso, fue el escenario, el teatro de una apoteósica y porque no decirlo una colosal follada. Esta vez puedo decir que tanto como yo, ella fue la afortunada.

Ahora si me siento legionario!