A la calle
Razones para protestar hay miles, pues el nivel de ineptitud, corrupción y cinismo de ejecutivo y legislativo, y de infiltración terrorista del poder judicial, es catedralicio.
No puedo dejar de protestar contra un régimen que genera una especie de Joint Venture con el mas sanguinario cartel narcoterrorista de la historia, con el objetivo claro de obtener unos beneficios
La situación general del país, no nos deja elección. Es nuestro deber atender la convocatoria ciudadana a protestar el día 2 de abril de 2016, y es nuestro derecho protestar, de acuerdo a las razones que cada quien esgrima para este ejercicio. Hay sin embargo un tire y afloje donde argumentos van y falacias vienen, que hace necesario exhortar a los ciudadanos, no solo a salir a protestar, sino a que tengan completamente claro por qué lo hacen.
Es inocultable que el país se encuentra en un estado de polarización entre una mayoría que no está de acuerdo con la manera como el Presidente Juan Manuel Santos gobierna, en forma y fondo, y una minoría que por la bien vendida ilusión de la paz, acepta este estado general de desgobierno e incluso lo cohonesta. Bien; por fortuna aun nos encontramos en democracia (aunque restringida por las presiones judiciales y violentas que se ejercen en contra de la oposición) y tenemos una oportunidad de oro para volcarnos masivamente a las calles y hacerle conocer al mundo (de eso se trata, pues internamente no es necesario; las encuestas son elocuentes) que por una parte, la sociedad en su mayoría desaprueba este gobierno, y por otra parte, el jefe del mismo no ha hecho otra cosa que ser un consuetudinario mentiroso cuando se ha dirigido a la comunidad internacional. Ese, en mi entender, es el meollo del asunto; general un golpe internacional de opinión y hacer oficial la ilegitimidad de este régimen.
Razones para protestar hay miles, pues el nivel de ineptitud, corrupción y cinismo de ejecutivo y legislativo, y de infiltración terrorista del poder judicial, es catedralicio. Caminamos presurosos hacia un estado totalitario, arreados por la maquina propagandística del régimen, cercados por la amenaza terrorista que suponen los diferentes carteles del narcotráfico como Farc, ELN, y otras Bandas criminales, y divididos por la sinrazón. Como muestra de esto último, veo con estupefacción cómo algunos sectores de la sociedad se embarcan en discusiones bizantinas por el origen de esta convocatoria, cuando lo realmente importante es que tenemos todos los motivos del mundo para ejercerla.
Mis personales motivaciones son puntuales. No puedo dejar de protestar contra un régimen desfachatado e inepto, que tiene la desvergüenza de exigirle a la ciudadanía que ahorre energía, después de habernos puesto ad-portas de una crisis energética por falta de previsión, por haber vendido activos energéticos estratégicos como Isagen, y por el execrable crimen de haberse robado 18,5 billones de pesos del cargo por confiabilidad, recaudado precisamente para estas contingencias. Además de la gravedad que desnudan todas las cifras de desempeño económico nacional.
No puedo dejar de protestar contra un régimen que genera una especie de Joint Venture con el mas sanguinario cartel narcoterrorista de la historia, con el objetivo claro de obtener unos beneficios particulares en desmedro del imperio de las leyes, y del bienestar y la seguridad de la sociedad, que son esos sí, bienes supremos. En desarrollo de este Joint Venture, donde presumiblemente se lavan cuantiosas cantidades de activos ilegales por una parte, y por otra se saquea descaradamente el erario, han echado a andar el perverso concepto de que la paz es un bien “comprable” o “negociable”, olvidando que la paz, es apenas una consecuencia de vivir bajo la ley y protegidos por la fuerza coercitiva de la misma. Muy mafioso concepto que hace honor a la naturaleza primaria de los dos grupos de bandidos que se encuentran sentados a manteles. Y digo grupos de bandidos, porque el equipo negociador del gobierno no representa ni mucho menos a la sociedad; es apenas el cuerpo consiglieri designado por un usurpador.
No puedo dejar de protestar contra un régimen que ha destruido los conceptos de equilibrio de poderes y de garantía de oposición, que junto a la elección popular, son pilares de una democracia sana. No puedo dejar de protestar contra un régimen que abandonó su tarea de garantizar la seguridad de los ciudadanos, dejándonos a merced de los delincuentes, llegando a felonías tales como permitir que un grupo terrorista haga proselitismo armado; un régimen que permite que un terrorista haga política poniéndole un fusil en la cabeza al potencial elector, es en si mismo, un régimen criminal
Estas, entre otras, son mis principales razones para ejercer mi derecho a la protesta este dos de abril, y por las que exhorto a mis compatriotas a sumarse a esta convocatoria. Sabiamente dicen que si no protestamos juntos, nos fusilarán por separado; les dejo entonces la invitación. ¡A la calle!
Rodrigo Gallo
@AlegreBengali
AD: Cito una lapidaria frase de mi amigo Julian Buitrago, que circula en redes sociales “Protestar por el pésimo gobierno de Santos, no los convierte en uribistas; los hace patriotas”