Llega una muchacha muy linda donde el cura, se arrodilla en el confesionario y le dice:
- Quiero confesarme porque he pecado.
- ¿Y en qué consiste tu pecado, hija mía?
- Lo que pasa es que mi novio me tocó el ombligo.
- Pero hija, eso no es pecado. ¿Cómo puede ser pecado que tu novio apenas te toque el ombligo?
- ¡Es que me lo tocó por dentro!!!