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Antiguo 06-12-2015 , 21:51:40   #7842
agrose
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Predeterminado Respuesta: [ BOGOTÁ ] Sitios de shows de Striptease, Whiskerias, Prepagos, Scorts, SEXturismo, Night

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Iniciado por Albarios Ver Mensaje
El jueves por la tarde regresé a explorar y buscaba pero no me decidía.

Pasé a Troya donde nuevamente encontré a Valeria quien me recibió efusivamente reclamando que el domingo no regresé a verla. La invité a tomar un trago en la mesa y le platiqué lo sucedido. Abrió mucho sus ojitos y dijo: "Oiga, mi amor, pero si aquí hay gente muy mala que mata por gusto. ¿Cómo se le ocurre? No, no, no. ¿Cómo está esa piernita?". Agradecí su preocupación y subimos a hacer el amor, repitiendo el excelente sexo oral que nos damos mutuamente.

Pasé a Paisas a buscar a mi Juliana, ahora ya con la esperanza disminuida. Estuve un rato, viendo, buscando, esperando, pero sin suerte.

Entré a Fiebre y vi muchas chicas guapas pero no terminaba de convencerme. Volví a ver a la imponente beldad que supongo es la Juliana pelinegra pero seguí sin animarme. Aquí difiero de Platón quien sostenía que: “Una mujer pequeña no puede ser bella”.

Comenzaba a sentirme cansado, aburrido, molesto y algo decepcionado. Me di vuelta harto y listo para largarme. De pronto... Un giro fortuito de mi cabeza y vi lo que tanto había buscado y anhelado: Ahí estaba ella... Justo cuando había perdido toda esperanza, aparecía. Era mi preciosa Juliana. Regia como una diosa. Enfundada en un vestidito oscuro que resaltaba el alabastro de su piel.

Más hermosa, mucho más de lo que recordaba porque me miraba y… ¡estaba sonriendo! Sí, apenas perceptible pero sonreía, sus ojos eran otros, empáticos; su mirada, dulce. Tan diferente a la frialdad glacial de aquel primer encuentro.

Me dije: “No te sonríe a ti, no seas ingenuo”. Decidí salir de dudas, me acerqué y le pregunté: “Hola corazón. Oiga, ¿cuánto se requiere para subir a tocar el cielo con usted, mi amor?” Me miró con una carita indescifrable y dijo: “$70,000 con la habitación”. “¿Puedo hacerte sexo oral?” pregunté. Ella respondió “Claro”.

Mientras subíamos vi que me observaba de reojo y sonreía más marcadamente pero sin voltear. Cuando llegamos arriba y en lo que nos asignaban habitación ya me dijo, sonriendo abiertamente, e iluminando mi mundo: “Yo a usted lo conozco, ¿cierto?” A lo que respondí “¿A poco te acuerdas de mí, niña preciosa?” “Sí, amor, eres de México, ¿cierto?” respondió con ese enloquecedor acentito paisa.

Nos llamaron a la habitación y yo iba exultante de gusto. Cuando cerramos la puerta la abracé y correspondió muy bien. Me dijo: “Usted hizo que me viniera mucho y muy rico en aquella ocasión” Le dije “¿A poco? Ya ni me acordaba de eso”. Nos reímos y agregué: “La he extrañado mucho, niña preciosa, es usted más linda de lo que recordaba: como una princesa pero en bonito”. Su sonrisa se acentuó y dijo: “Oiga, como que toca que apunte mi número de celular, ¿no?” Le platiqué a grandes rasgos lo del asalto y la consiguiente pérdida de celular (en ese momento sí que odié no tener mi celular). Su carita, preocupada, de pronto se iluminó y dijo “Igual en el hotel donde me quedo la podemos pasar muy chévere, es lindo el lugar.”

Nos desnudamos. Hubo abrazos y besos, sólo con los labios pero de muy buena gana. No intenté meter la lengua, ya habría más tiempo.

Definitivamente era otra a aquella escurridiza malcriada de nuestro contacto inicial. Ahora era dulce, cálida, tierna, empática. No me cansaba de decirle lo hermosa que es y lo mucho que me gusta. Ella sonreía y agradecía los cumplidos. Me dijo: “Entonces ¿va a querer darme besitos?" Le contesté: “Sí, pero sólo de piquito”. Ambos nos reímos.

Hice mi faena con todo el empeño posible. Ella gemía diciéndome “Así, así es como recordaba”. Veía su carita sonriéndome entre sus senos mientras se contorsionaba de placer. Yo le decía lo rico que olía, lo suave que era su piel, lo bonito y femenino de sus manos, cómo su sonrisa hacía aun más bella su cara y cuanta cosa se me ocurría para adularla, para hacerla sentir más hermosa si acaso es posible.

Alcanzó su primer orgasmo entrelazando sus deditos con los míos y con un temblorcito de caderas muy propio de ella. Decía, con esa vocecita emocionada: “Ay, qué rico, amooor”. La dejé descansar mientras besaba y mordisqueaba su entrepierna y el interior de sus muslos.

Cuando pensé que había descansado lo suficiente reanudé el ataque comenzando por el capuchón de su clítoris y continué sin parar hasta arrancarle un segundo orgasmo. Dijo, con dulzura y con la angustia del orgasmo: “Ya no más, corazón, ya no más que me dejas muy sensible y debo trabajar.” Apreté sus manitas y correspondió al apretón.

Tocaron. Pero no hizo intento de moverse...

Me quedé abrazando su cintura y sus caderas, besando su abdomen y el interior de sus muslos. Acariciaba su espalda sintiendo esa suavidad y la tibieza de su piel. Olía su sexo perfumado a mar…

La miré y le dije: “Se me acabó el encanto, mi amor”.

Cuando nos levantamos miró la cama y dijo “Qué pena, dejé toda la cama mojada” Yo sólo repliqué: “Ninguna pena, corazón, es natural que las niñas lindas como usted lubriquen tanto.”

Nos despedimos con un abrazo fuerte y prolongado que remató con un beso. En realidad puede ser muy dulce y tierna esta beldad… Prometí visitarla al día siguiente y tomar el número de celular.

Me pellizqué varias veces... No podía creer lo que acababa de pasar...

Dios mío, ¿será que morí en el asalto y llegué al cielo? Hasta ahorita no me la creo y ya ardía en deseos (ah, el tan terrible deseo, que no logro desterrar, por las mujeres) de ir a verla el viernes.

Y ayer regresé. Pero ella no llegó... La esperé y la busqué. Pero todo en vano... Ella no estuvo ahí.

Ojalá pueda ir a buscarla esta tarde-noche y encontrarla.

¿Será prudente ir a verla a su hotel? Recuerdo que también Andrea me propuso lo de ir a su hotel durante las elecciones pero como me agripé ya no le llamé y no se dio la cita.

Bueno parceros, agradezco el espacio para descargar las pato aventuras de un servidor, enorme pendejada incluida, y juro por mi vida recién extendida que todo lo descrito fue y es real y cierto. Creo que Dios me ha dado más de lo que probablemente merezco.

Que tengan un buen día.
Parce que buena historia, yo tambien ando enamorado de esa vieja pero no la he vuelto a ver, la he subido dos veces en atunez, es muy simpatica, charla muy rico se ha dejado trapear y dar besos, con esta vieja la primera vez estuve casi una hora y es la primera vez que intercambio tanta saliba con una mujer de estas. Lo unico que le digo usted fue muy marica por no anotar ese numero, lo hubiera memorizado. Tengo la intension de pasar por el santa para buscarla y pedirle el numero y proponerle un fuerazo o una amanecida.

Por otra parte mi viejo, usted que comenta tanto sobre las trapeadas y que segun su relato conoce acerca de temas de salud especialmente infecciones, que riesgo puede correr uno al realizar esta practicas especialmente con putas, cual es su opinion acerca de eso? y parce le recomiendo si se logra levantar el numero de la juliana.

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