Respeto las creencias de cada quien, ni más faltaba. Son interpretaciones del mundo que nos rodea. Este comentario me hizo recordar la anécdota de una amiga. Por alguna razón mi amiga se despertó en la madrugada y desde la cama vio una sombra que le hacía señas desde la ventana que daba hacia el jardín trasero de la casa. El susto fue pavoroso. A la mañana siguiente encontró la explicación: una camisa que se estaba secando colgada en una cuerda y que el viento la movió causando el reflejo consiguiente.

Dice el viejo dicho que cada quien ve lo que quiere ver. Simples fenómenos atmosféricos son vistos como OVNIS, reflejos como luces sobrenaturales, cualidades acústicas de estancias como voces del más allá y así hay incontables ejemplos de seres, presencias, identidades, fantasmas cuya aparición equívoca es explicable a la luz de la ciencia como los fantasmas que se fotografían en los partidos, en la esquina de un pasillo y al final resultan reflejos que la imaginación enriquece y la autosugestión colectiva les da vida.

Si crees en los fantasmas, los ves. Si no crees en ellos, no los ves. Donde uno ve el reflejo de una lámpara que hace juego con los objetos y crea sombras irrelevantes, otro ve figuras en movimiento con características humanas. Es la interpretación del entorno que hace nuestro maravilloso cerebro de acuerdo con los datos que recibe a través de los sentidos y la información cultural que posee. Eso es todo.