En mi humilde opinión en este mundo hay de todo, y cuando digo de todo es de todo. Personalmente no creo en esa visión de que la prostitución es un tema de blanco o negro como algunos sectores feministas quieren a hacer ver: ver a la mujer como la víctima absoluta de la situación y al hombre como el principal prostituyente (y que además debería ser criminalizado), es a mi juicio muy sesgado y dificilmente ayuda a una posible resolución del asunto. Este tema está lleno de matices; y ni todos los manes que vamos allá a pagar por sexo somos unos hijueputas, ni todas las viejas que se meten a esto son absolutamente víctimas de sus circunstancias y de la pobreza centenaria de sus barrios y arrabales de las muchas regiones de donde vienen. Hay muchas que son sencillamente unas perezosas y no les gusta trabajar, les encanta el dinero fácil y se les vuelve una adicción: ya luego, cuando quieran salir les queda muy difícil, no pueden; no pueden conciliar un trabajo normal y ganando una paga mensual que será pequeña, en comparación con lo que ganan vendiendo su cuerpo. Sumado al hecho del trago, las drogas y la vida que ellas llaman de "rumba". Este trabajo las "cruza" mentalmente, ya después será complicado mantener una relación de pareja medianamente "normal" con un hombre. Muchas son misándricas, y su trabajo es una extensión de esa misandria; esa es una de las razones de por qué muchas se vuelven lesbianas. También hay otras que en su infancia fueron violadas y la prostitución se vuelve una venganza inconsciente contra todos los hombres. Hay otras las que simplemente les gusta el pipí, así mucha gente crea que no y la propaganda oficial se empeñe en seguir mostrando el fenómeno como de "víctimas".

Y en el caso de la clientela no es mucho mejor el panorama: se podría decir que la mayoría, en un principio, llega a estos lugares empujado por los amigos, la noche y la influencia de la gallada de turno; "porque hay que ir donde las niñas". Muchos van un par de veces y se acabó. Distinto el caso de aquellos para quienes se nos torna también en un vicio, una adicción irrefrenable. ¿Por qué? Hay tantas razones como clientes frecuentan el Santa Fe. Se habla de timidez, imposibilidad de salir con las mujeres verdaderamente deseadas, hombres casados insatisfechos, también pereza de establecer una relación estable de noviazgo. Una vez Jennifer de Paisas arriba en la habitación, después de que terminamos la faena me dijo:

- Muchos de los problemas de cama de los matrimonios de Bogotá, se resuelven en el segundo y tercer piso de Paisas.

Yo no quiero eludir responsabilidades ni dejar de tomar partido. Creo ser consciente de tener parte de la culpa de hundir a estas viejas un poco más en este vicio-trabajo. No me considero ni bueno ni malo. Caí en un atolladero del que trato de salir y mal haría yo en hacer un memorial de agravios acá de por qué voy por esos lares. Acá venimos es hablar de putas, a rajar y a elogiar servicios, jajajajaja.

En fin, no los aburro con más carreta, solo quería exponer mi punto de vista.

P: La vieja que había dicho que subí la semana pasada es manzanita (una pelinegra, blanca, chiquita, medio bonita) No Manzanita.

Saludos.