Desde que se diseñó Transmilenio, dos de las troncales que debían haberse hecho hace mucho, al menos hace 10 años eran las de la 68 y Boyacá, al igual que la de la séptima, pero desde el gobierno de Lucho Garzón, las tres últimas administraciones abandonaron TM a su suerte hasta que colapsó el sistema.

Hoy se encuentra aprobado un cupo de endeudamiento para construir el TM de la Boyacá que Petro llenó de trabas por lo que le corresponderá al próximo alcalde llevarlo a la realidad. Y ahora, esta propuesta que está lista para llevarse a cabo uniría al sur y al norte por el occidente, desembotellando el TM de la NQS y la Caracas y aliviando la movilidad.

Estas dos troncales (TM y metro ligero), así como el tren de cercanías, que tanto necesita el occidente de Bogotá por el importante crecimiento que se ha dado en este sector, al igual que el tranvía eléctrico de la séptima (no se dio por haber metido la mano la familia del alcalde), cuestan DIEZ veces menos que el faraónico metro y transportarían cuatro veces más pasajeros que el costoso juguete del alcalde.

Faltan cuatro meses, 13 días...