De eso se trata la democracia, de que todos se puedan expresar, los de izquierda y los de derecha, libremente, sin ataduras, a favor o en contra de algo y no sean estigmatizados. Si el senador Uribe llama a marchar y sus seguidores lo acompañan, adelante porque utilizan los mecanismos legales, al igual que hace unos días lo hicieron los taxistas de Uldarico contra Uber.

En un Estado autoritario de derecha o de izquierda queda a merced del déspota. Quien se atreve a marchar es un enemigo y debe ser perseguido, calumniado y satanizado, como en el gobierno anterior donde todo aquel que se opusiera a sus tropelías era tildado automáticamente de terrorista.