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Denunciante Dorado
 |  Los Santos, los Uribe y la Batalla de Boyacá
Calificación: de
5,00
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Fabio Ramírez Alonso
Es poco conocido el papel de algunos patriotas como Miguel Uribe y Antonia Santos en la batalla de Independencia. Ellos reclutaron a más de 500 guerreros y los entregaron a Santander, quien después los llevaría a Tunja y a los Llanos.
7:07 p.m. | 6 de agosto de 2015
Alrededor de la batalla que acabó con el dominio español en la Nueva Granada se han escrito numerosos ensayos que destacan la participación de los criollos en esta gesta. Sin embargo, es poco conocido el papel de algunos patriotas como Miguel Uribe y Fernando y Antonia Santos, que reclutaron a más de 500 guerreros con algunos centenares de caballos y los entregaron a Santander quien, con el nombre de batallón Socorro, los llevó a Tunja y los Llanos.
Por su parte, el gobernador español Lucas González reclutó en Socorro a más de mil quinientos combatientes y varios centenares de caballos. Cuando quiso reclutar guerreros en San Gil y Charalá no encontró ninguno. Ya los Santos le habían ganado de mano. Por ello hizo fusilar a Antonia Santos quince días antes de la Batalla de Boyacá.
Posteriormente salió con su batallón por la vía de Charalá hacia Tunja, pero al entrar a aquella ciudad, a orillas del rio Pienta, lo estaban esperando los aguerridos charaleños. Como solo eran unos 300 valientes, era inevitable que los arrollaran los casi 2.000 realistas y entonces las guerrillas comandadas por Santos y Uribe se replegaron hacia la montaña cruzando el torrentoso río Táquiza por un puente de bejucos y tablas, que después destruyeron.
El batallón de González los siguió y después de muchos trabajos logró pasar por aquel río, pero tras días de búsqueda no obtuvo resultado. Regresó a Charalá y allí buscó a los Santos. En la iglesia encontraron a Elenita, la joven sobrina de Antonia, quien intentaba esconderse con la ayuda del sacristán, y a los dos los mataron cobardemente. Después se dedicaron a la más horrenda masacre: se calcula que asesinaron a cerca de 300 personas, donde cayeron mendigos, mujeres y todo el que encontraron a su paso. Leímos la estremecedora carta de un notable charaleño, más cauteloso que héroe, quien para escapar a la masacre se refugió en el cementerio acomodándose junto al muerto en una tumba recién abierta. Al fin de cuentas los muertos son menos peligrosos que los asesinos sueltos.
Varios días habían trascurrido cuando decidieron seguir hacia Boyacá pero en el paso de la sierra se encontraron con el batallón ‘Socorro’ dirigido por el coronel Cruz Carrillo, que ya venía triunfante de Boyacá y traía armas, caballos y hasta uniformes de paño de los realistas derrotados. Lucas no encontró más salida que volver grupas y a galope tendido fue a parar a Venezuela. La valiente acción de los charaleños decidió anticipadamente la Batalla de Boyacá, pues el batallón de González hubiera dado lugar al sitio en Tunja del ejército libertador.
El batallón ‘Socorro’ (que ha debido llamarse Pinchote o Charalá) fue destacado en el boletín de guerra de Soublette como uno de que lucharon “con valor asombroso” junto con el de jinetes “Llano arriba”.
Socorro era acentuadamente realista. San Gil, la Mogotes de Galán, Pinchote, Coromoro, Charalá eran partidarios de la independencia. Inclusive tenían rodeado a Socorro con guerrillas. Por eso cuando Bolívar pasaba de Bucaramanga a Santa Fe decidió pernoctar en Pinchote y no en Socorro. En el baile de recepción el Libertador se prendó de la bella pinchotana Concepción Santos, sobrina de Antonia, y en medio de la danza le echó el cuento. Ella, azorada, lo pensó unos instantes pero le contestó: “No soy tan alta como para ser la esposa del presidente libertador, pero tampoco tan baja como para ser la moza del general”.
Fabio Ramírez Alonso
Abogado y escritor
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