En honor a la verdad el problema de los huecos en las calles bogotanas no es culpa de Petro. Desde hace decenios las diferentes administraciones que han pasado por la alcaldía pertenecientes a las más diversas corrientes políticas no han querido solucionar el problema de fondo, limitándose apenas al mantenimiento. Año tras año, década tras década, el problema ha ido creciendo hasta alcanzar costos momumentales.

Petro quiso aliviar en parte el problema y en algunas zonas ha hecho el mayor esfuerzo como en las localidades de Teusaquillo y Chapinero con reconstrucción incluso de vías secundarias completamente destruidas como las que se utilizan como orejas en la calle 45, por ejemplo, o a lo largo de la carrera 15 desde la 53 hasta llegar a la Universidad Católica.

Pero se necesita tanto dinero que le corresponde a varias administraciones el esfuerzo para solucionar este grave problema.