Con el correr de los días, el humo que sale de la olla destapada por la Fiscalía General de los Estados Unidos devela cada vez más secretos entorno a la FIFA y a sus directivos actuales y de un pasado no tan lejano. Si hay una certeza es que nadie va a quedar a salvo de esta profunda investigación que ya se cargó a Joseph Blatter y varios de sus súbditos. Y en una segunda instancia, con una lectura un poco más detallada, se llega a otra certeza: Julio Humberto Grondona fue un tiempista.
Lo fue en causas útiles, como cuando organizó de urgencia un partido amistoso ante Paraguay en el que Lionel Messi se puso por primera vez la camiseta de la Selección Argentina, pero también en otras muy oscuras que con el tiempo están saliendo a la luz. El reconocido periodista Ezequiel Fernández Moores reveló una noticia que desilusiona a quienes aún creen que en el fútbol todo se define en la cancha. En una entrevista con una fuente cuyo nombre no develó, accedió a una información cuanto menos escandalosa: para aplacar la furia de Irlanda por haber quedado afuera del Mundial 2010 con un gol mal convalidado a Francia, Julio Grondona sacó a Lionel Messi de la pretemporada del Barcelona en China para llevarlo a un amistoso jugado el 11 de agosto de ese año y como no tenía los 5 millones de dólares que se debían pagar como seguro por si el jugador se lesionaba, le pagó 10 mil dólares a cada uno de los irlandeses para que no lo golpearan.Unos días después del inicio del “FIFA gate”, el presidente de la Federación Irlandesa de Fútbol reveló que Blatter le había pagado 5 millones de euros como una especie de indemnización por el error arbitral, con el objetivo de que dicha federación no iniciara acciones legales. Como parte de esta maniobra para suavizar la relación entre Irlanda y la FIFA, Grondona decidió que Messi jugara ese encuentro en el que se inauguró el nuevo estadio Aviva de Dublín.
La investigación provocó un efecto dominó del que nadie está a salvo. La FIFA tiembla con cada dato que se revela y la onda expansiva es tal que llega a todas las confederaciones que la integran. Para esto, involuntariamente, Grondona también fue un tiempista: dejó el mundo en el cual los seres podemos ser juzgados y desde alguna parte debe estar observando, incrédulo, como se está deshaciendo el castillo de arena en el cual él era el rey.