Claro que hablo con el corazón, que es lo que siempre nos ha faltado. Cuando no es soberbia (los agrandados que esconden la mediocridad con poses de estrellitas de celofán) es "humildad" (complejo de inferioridad) porque queremos ganar pero con susto y entonces salimos a la cancha con el rabo entre las piernas, sin creernos que podemos hacerlo. Siempre hemos sido perdedores, el indiecito humilde que le da pena competir con sumercé Argentina, sumercé Brasil, sumercé Uruguay, mande usted patrón.

¿Calidosos? Si, porque sienten la camiseta, porque se revientan en el campo, porque tienen orgullo, porque saben que están haciendo historia, porque saben lo que tienen y se la creen. ¿Habrá mejores? Por supuesto, como la estupenda Argentina, candidata número uno a llevarse la Copa a casa, y también peores como la desmirriada Bolivia. ¿Perderemos? Por Dios, no hay equipos invencibles. Pero la selección llega con hambre de ganador y si le toca perder, lo hará con las botas puestas. Por eso son calidosos.

¿Que es el mejor equipo de la Copa América? Claro que sí, ¿Por qué? Porque es mi selección, porque yo, como miles de colombianos estamos enamorados de ella. Por todo lo que nos han dado y haber conseguido devolvernos el orgullo por nuestro fútbol.

Ah, se me olvidaba. Esta Copa América me la voy a gozar como hincha, subjetivo, emocional e idiota, si quieren. Les dejo a ustedes los análisis profundos, la humildad crónica y el culillo de temporada.