Lush es una marca inglesa de cosméticos fabricados a mano que desde su fundación ha estado siempre muy comprometida con una de las lacras que pudren la sociedad en general y su sector en particular: el maltrato animal. Hace unos años decidieron llevar su posicionamiento respecto a este tema hasta el límite y realizar una performance en público en uno de sus establecimientos que a buen seguro incomodó a más de un presente.
La campaña se llevó a cabo en la céntrica Regents Street de Londres y era obra de la artista Jacqueline Traide, que trataba de plasmar su propia versión de la experimentación con animales por parte de los laboratorios cosméticos.