A ningún jugador le gusta que lo expulsen y es lógico que al ver la tarjeta roja, el sancionado siente mucha bronca por el fallo arbitral o por el error cometido que lo llevó a eso. En muchos casos, se dan reacciones violentas por parte del jugador, pero pocas veces se ve algo como lo que le sucedió a Espen Hoff, volante del IK Start de Noruega.
Iban 40 minutos del primer tiempo, cuando Trygve Kjensli le mostró el camino a las duchas al mediocampista, y éste, ya en el túnel, quiso darle una patada a una puerta, pero se resbaló y terminó en el suelo, provocando una risa disimulada de los pocos testigos que tuvo esa graciosa situación.