Se calcula, Homer que cerca de cuatro millones de colombianos viven en Venezuela, producto de esa gran migración del siglo pasado. Formaron sus familias, tienen la ciudadanía venezolana, sus hijos son venezolanos y como lo han podido comprobar las autoridades colombianas, los cientos de deportados que están llegando a Cúcuta, son detenidos cuando hacen las compras exhibiendo su cédula venezolana. Las autoridades les rompen sus documentos y los expulsan del país. Dejan atrás los bienes adquiridos durante muchos años de esfuerzo, sus negocios, la vida que formaron allí. La pregunta que surge es: si son paramilitares, contrabandistas, narcotraficantes, ¿por qué no los llevan ante los jueces? ¿Por qué los deportan? Hay que tener respeto por los millones de colombianos que llevan décadas en Venezuela, contribuyendo a su desarrollo y ahora que la corrupción y la ineptitud del régimen que gobierna trae el caos, los que primero pagan son los nacionalizados.