El horror de la guerra en su máxima expresión. Un conflicto degradado que nos avergüenza como seres humanos. La vida convertida en mercancía, en botín y es inevitable mirar hacia atrás, hacia los años cincuenta en que esta tragedia comenzó con los "cortes de franela", con las mujeres embarazadas a las que les extraían el feto, les metían un animal vivo y las cosían, con los que tiraban vivos de los aviones simplemente porque eran de un partido político distinto, hechos violentos que produjeron 300 mil muertos, para luego resurgir al finalizar el siglo con los muertos de Trujillo, un río convertido en cementerio, las innumerables matanzas como las de Bojayá, El Aro, Mapiripán y un largo etcétera que da escalofrío de ver hasta qué extremos se puede llegar, multiplicación de los asesinatos a sangre fría: los diputados del Valle, los falsos positivos o el genocidio de la Unión Patriótica. Aquí no se salva nadie.

Todos los actores del conflicto se han ensañado contra sus enemigos, con torturas, mutilaciones, desapariciones, muertes sin sentido para luego vanagloriarse de estas sucias "victorias". Estas son las razones para detener esta infamia. No es llamando a la guerra para que sigamos por muchos años más en esta vorágine de terror, la solución. La guerra se termina con la paz y hay que persistir en ella. Es el único camino.

Al margen: nadie se puede alegrar de la tragedia ajena. Es inicuo. Y como otros usuarios del foro, rechazo asqueado las etiquetas que se le pusieron a esta entrada.