Es una paradoja. La mayor obsesión del presidente Juan Manuel Santos es la consecución de la paz en las FARC y sin embargo su imagen se derrumba por un hecho criminal cometido por esta guerrilla: el ataque en el Cauca en el que murieron 10 militares y otros 20 resultaron heridos. El eco de esa emboscada causó un estruendo en la opinión pública 14 puntos de un solo tajo en su imagen favorable. En efecto, según el último Gallup Poll la imagen de Santos cayó de 43 % al 29 %.
La cifra es inquietante y se ha visto reflejada en varios hechos públicos en los que ha participado el mandatario. Primero en una carrera atlética en Bogotá y luego en un acto en Pro Antioquia, en Medellín, donde fue silbado por varios ciudadanos. El presidente es consciente de sus dificultades: “Si el costo que debo pagar por terminar esta guerra que nos enluta a todos son abucheos de algunos de mis opositores, los soportaré todos”.
La caída en esta encuesta debe compararse con la misma Gallup Poll. Todas las firmas que se dedican a sondeos utilizan distintas metodologías para tomar una fotografía de un momento dado. Por eso, varían los resultados con respecto a las demás.
En esta, según informa El Espectador, en la encuesta Gallup Poll de abril de 2015 el apoyo de la gestión del primer mandatario se derrumbó del 43% que tenía en febrero pasado al 29% hoy, al tiempo que la desaprobación pasó del 53% al 64%.
Mientras la imagen presidencial se derrumbaba, la de su principal opositor se disparó en los dos meses desde la última medición. El porcentaje de colombianos con una percepción positiva del expresidente Álvaro Uribe subió 12 puntos pasando de 47 por ciento en febrero a 59 por ciento hoy.
Dice el diario que el sondeo muestra el sentir de la ciudadanía frente a las conversaciones en Cuba. Por ejemplo, si en febrero el 69% de los colombianos creía que la mejor solución al conflicto era la salida negociada, hoy solo es el 52%. En cambio, quienes consideran que no hay que dialogar y que hay que tratar de derrotar a la guerrilla militarmente subió del 25% al 42%.
Y en lo que tiene que ver concretamente con el haber iniciado diálogos de paz, el 57% está de acuerdo (antes era el 72%) está de acuerdo y ya el 40% (antes era el 26%) está en desacuerdo. Además, el porcentaje de escépticos, es decir, de quienes no creen que se vaya a llegar a un acuerdo definitivo para el fin del conflicto, pasó del 44% al 56% en estos dos meses.
Otros datos tienen que ver con que el 82% no está de acuerdo con que los miembros de las FARC, una vez hayan dejado las armas, puedan participar en política sin tener que pagar cárcel. Y un 79% no cree que esa guerrilla vaya a reparar a sus víctimas.
Una creencia que aumentó con la actitud cínica de las FARC que hasta ahora no ha reconocido su responsabilidad en la sangrienta acción del Cauca sino que, por el contrario, ha señalado al Estado. Entonces Santos les dijo que tenía que pedir perdón por lo que el grupo armado optó por guardar silencio. Esta torpeza de la guerrilla le está pasando factura a Santos que, sin embargo, sigue aferrado de entregarles un país en paz a los colombianos. Toda una paradoja.