La televisión por cable ha sido un lujo dirigido hacia un público de nicho perteneciente a las clases medias y altas dispuesto a pagar por contenido de alta calidad y enfocado en sus gustos personales. No obstante, desde hace unos años ha incrementado el número de personas que tienen acceso a este tipo de televisión. Esto resulta positivo en términos de acceso al entretenimiento, pero al mismo tiempo ha generado una decaída en cuanto a la calidad de la programación. Un ejemplo es Discovery Channel, que pasó de ser un canal enfocado en la ciencia a concentrarse en realities de supervivencia. A esto se le ha sumado la eliminación de canales de las operadoras de televisión, hecho que ha generado molestia en varios televidentes.
En su más reciente columna en Eltiempo.com, el periodista Omar Rincón critica la decisión de Claro de eliminar dos canales culturales de su programación: Film&Arts y Europa Europa. En conversación con Arcadia, el crítico de cine afirma que la calidad de la TV por cable ha decaído, pues “todos los operadores ofrecen lo mismo, la única diferencia es el fútbol. Tienen miles de canales inservibles e inútiles y los buenos los codifican, mientras que a los canales culturales los dejan por fuera. Además, no ponen los canales hechos en Colombia (regionales y locales) y faltan canales de América del Sur, Europa y Oriente”. Además, Rincón afirma que la eliminación de estos canales significa que “los gustos minoritarios (diversidad cultural colombiana, ilustrados, mujeres, cultos) no son tenidos en cuenta. Se debería hacer oferta de interés a la gente y no los paquetazos estilo Turner, HBO o Discovery. Actualmente existe la tecnología para ofrecer los canales que cada usuario quiera y cobrar por ello, pero en cambio obligan a la gente tener cientos de malos canales”.
El periodista Nicolás Morales opina que “esa dimensión de nicho que tenía el cable podría estar perdiéndose. Antes era recurso más afinando que no era generalista. Dado a la democratización del uso del cable, este ha perdido esa capacidad de ser más especializado y más interesante para ciertas clases medias o altas más intelectuales o académicas y se vuelve un producto más general. Ahora lo que estaría pasando es que el público dice ‘Claro no es muy interesante’ y empieza a huir a la televisión por suscripción tipo Netflix”.
Por su parte Eduardo Arias, defensor del televidente de Señal Colombia, expresó su indignación ante la eliminación de estos canales. “Me parece un abuso. Ni siquiera explican por qué los sacaron del aire. No hay una razón, no hay un argumento, ni siquiera se inventan una mentira. Simplemente dicen ‘lo quitamos porque se nos dio la gana y jódanse ustedes’. Y si uno pide una explicación no se la dan”. Agrega, además: “Le quitan a uno la única opción cultural, aparte de Señal Colombia, que existe entre 800 canales. Seguramente este tipo de medios no le sirve a los de Claro porque no marcan rating o porque no aparecen en los indicadores de las grandes firmas encuestadoras”.
Rafael Baena, periodista quien aparece citado en la columna de Rincón, reitera que la eliminación de estos canales reduce aún más la variedad de programas que pueden ser vistos por el público. “Si yo quería prender el televisor para relajarme y no pensar en nada Film&Arts me mostraba a Gustavo Dudamel dirigiendo su orquesta en un festival en Viena. No es por posar de intelectual, pero eso es mucho mejor que un reality de barrigones tatuados arreglando carros. Todos los canales científicos como Discovery y NatGeo, que eran los canales que hace años uno veía para ver documentales ahora están llenos de realities y de programas de reportajes sobre narcotráfico. El que no sepa quién fue Pablo Escobar puede simplemente sintonizar la televisión por cable durante un mes y queda enteradísimo”.
Para Morales la eliminación de Film&Arts y Europa Europa, “responde a una política obtusa en la que simplemente sacrifican un fragmento de la población que no les parece lo suficientemente representativo y lo hacen seguramente por conseguir un par de canales para públicos más generales”. Pero también señala un punto curioso que Ómar Rincón no toca en su columna. Hace unos meses Claro incluyó el canal de Sundance, que trasmite varias obras de cine independiente. Esto evidencia que las decisiones de la empresa son motivadas por un tema de números en el rating y no por el gusto del público.
Al parecer, la televisión por cable ya no es sinónimo de buena televisión. La masificación del público ha disminuido la calidad del contenido, ahora atrapado en la generalidad y la redundancia. “La televisión por cable en Colombia es muy mala. Pero lo que más enerva es que nos pongan una cantidad de canales inservibles y nos quiten los que nos engrandecen la cabeza”, son las palabas con las que Rincón abre su columna. Un punto importante ya que la televisión tiene un papel que va más allá de entretener. “La formación de una clase media crítica pasa por la radio, la televisión y los periódicos. Actualmente tenemos una crisis de contenidos y es patético que tengamos que enfrentarnos, en toda las empresas de cable, a canales de muy bajo nivel, incluso en los deportes”, comenta Nicolás Morales.
Los representantes de Claro no estuvieron disponibles para comentar al respecto.