Me duele y mucho y en estos momentos recuerdo el par de horas que pasé en su apartamento haciéndole un reportaje sobre su vida, su obra y su entereza. Hablamos de muchas cosas y allí conocí al hombre más allá de sus sentencias que revolucionaron no solo el derecho constitucional sino el país mismo. Era un hombre bueno, de esos que escasean por estos días.

Limpio, vertical en sus valores, demócrata y firme ante la moral maleable, la corrupción y el autoritarismo. Soñaba con un mejor país y luchó por ello sin descanso. Mis respetos por un gran colombiano, del talante del profesor Mockus y el doctor Fernando Hinestrosa. Pocos como ellos. El dolor es grande... sólo me queda repetir con León de Greiff.

“Señora Muerte que se va llevando
todo lo bueno que en nosotros topa"