Qué lejos está la Corte Suprema de Alfonso Reyes Echandía y Carlos Medellín y años más tarde la Constitucional de Carlos Gaviria. Hoy sólo es un festín de cuervos con poder desbordado y moral en venta al mejor postor. La podredumbre del Consejo de la Judicatura se quedó pequeña. El hedor es general y se mezcla con el que expele el edificio del frente.