Lo pongo acá así no abro otro tema



River se dobla y también se rompe: a las bajas por lesión se les sumó la fractura de tibia de Balanta, que no estará disponible por 40 días de mínima. ¿Qué gusto tiene la sal?

¿Qué gusto tiene la sal? No, no tiene gusto salado. Tiene gusto a River. Porque más allá del momento futbolístico, de la confianza de papel de un equipo que no define los partidos y que transmite una sensación de que se los van a empatar en cualquier momento, algún gualicho está por ahí dando vueltas, entró por Libertador, fue hasta Udaondo, se tomó un feca en la estación de servicio de la esquina de Figueroa Alcorta y se quedó a dormir en el Liberti. Porque los tiros van todos al palo y porque River se dobla y se rompe. Ayer se confirmó que el traumatismo en la tibia derecha que sufrió Eder Alvarez Balanta en el empate esotérico contra Juan Aurich no es otra cosa que una microfractura: sí, de mínima, cuarenta días y cuarenta noches sin el colombiano pasará River. Y eso implica que se perderá los dos partidos que quedan de la fase de grupos en la Copa Libertadores, contra Tigres en Monterrey y ante San José de Oruro en Núñez.

Un dinosaurio le hizo fondo blanco al Océano Pacífico, luego al Atlántico y después de un rato no tuvo mejor idea que orinar sobre el equipo de Gallardo. Y es que la baja de Balanta aparece en un contexto dramático en todo sentido: ya eran bajas confirmadas por lesiones Barovero, Vangioni y Kranevitter, tres piezas fundamentales del once titular del Muñeco (antes se habían caído Pezzella y el Pity Martínez, ya recuperados), y ahora le toca al colombiano, que desde hace una semana le había ganado el puesto a Ramiro Funes Mori a fuerza de buenos rendimientos en la Libertadores.

La mala suerte, entonces, es de todo River, pero particularmente del zurdito colombiano de 22 años. Desde que volvió del Mundial de Brasil, todo se volvió negro para Eder: después de muchos idas y vueltas no se le dio su pase a Europa, perdió el puesto con FM, jugó sólo tres partidos en todo el semestre pasado y terminó perdiéndose la etapa caliente de la Sudamericana y el campeonato por un desgarro. Ahora, cuando empezaba a agarrar ritmo, cuando la gente volvía a ovacionarlo todos los partidos, cuando era otra vez titular y hasta con gol incluido, cuando había sido convocado por Pekerman para la minigira de Colombia por Medio Oriente y era una fija para la Copa América de Chile... Ahora se quiebra la tibia. Y deberá esperar a la vuelta: llegará con lo justo al superclásico del 3 de mayo en la Bombonera, por la fecha 11 del torneo. Ahora se quiebra. Justo ahora.

Y con Balanta se quiebra River, también.