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|  Sanciones: ¿un garrote efectivo contra Maduro?
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 | Sanciones: ¿un garrote efectivo contra Maduro? Washington está dispuesto a usar su fuerza bajo el riesgo de fortalecer al gobierno de Caracas.  El régimen venezolano de Nicolás Maduro cuenta con muy pocos amigos en Washington. Por donde se pregunte, izquierda, centro o derecha, el régimen venezolano de Nicolás Maduro cuenta con muy pocos amigos en Washington.
En general, hay consenso sobre la idea de que el Gobierno es responsable de abusos de los derechos humanos y del deterioro del sistema democrático.
Pese a ello, entre académicos y centros de pensamiento no hay acuerdo sobre si las sanciones decretadas esta semana por la administración de Barack Obama contra funcionarios y exfuncionarios del gobierno venezolano tendrán el impacto esperado o, por el contrario, complicarán la delicada situación. ya de por sí delicada.
Erick Langer, director del programa para América Latina de la Universidad de Georgetown, cree que el objetivo central tras la decisión era mandar un fuerte mensaje para indicar que Washington ha perdido la paciencia y de ahora en adelante usará también el garrote para tratar de influir en la situación interna.
“Antes se habían cuidado mucho de tomar acciones que terminaran fortaleciendo al régimen. Pero el cálculo es que ese discurso antiimperialista ya no funciona y, por lo tanto, el costo político de usar las sanciones es más bien bajo. Para ellos, Maduro ha ido demasiado lejos y ha llegado la hora de quitarse los guantes de seda y pasar a la acción”, opina Langer.
“Así mismo –dice Langer–, Obama se arriesga, pues sabe que la aproximación con Cuba le permite alejarse de Venezuela sin que se interprete como un castigo frente a la izquierda latinoamericana”.
Aunque el académico reconoce que sancionar a siete personas no representa mucho, advierte que la lista se ampliará con el correr de los meses. De hecho, ya se especula que EE. UU. anunciará pronto la inclusión de un segundo grupo de más de 50 personas.
“Esto es solo el comienzo. Hay muchas personas cercanas al régimen, con grandes fortunas, que van a ser incluidas en esta lista. Banqueros, empresarios, etcétera. Creo que eso va a tener un efecto devastador porque son estas personas las que sostienen a Maduro. Cuando ellos empiecen a sentir la asfixia económica, comenzarán a dudar de si vale la pena seguir respaldándolo”, opina Roger Noriega, exsubsecretario de Estado para el Hemisferio Occidental.
Además, dice Noriega, “las acciones de la administración Obama están plenamente justificadas, pues llegan tras el fracaso en los esfuerzos de mediación que se intentaron con Unasur y varios países de la región”.
Una línea semejante maneja Human Rights Watch, para quien el rol de Unasur ha sido “vergonzoso” y peor aún la gestión de su actual secretario, el expresidente colombiano Ernesto Samper Pizano, que recientemente afirmó que en Venezuela sí existía una real separación de poderes.
“Las sanciones son legítimas y oportunas, pues están dirigidas a funcionarios específicos implicados en gravísimas violaciones de los derechos humanos y hechos de corrupción en un país donde no hay instancias capaces de defender a la población”, afirma el chileno José Miguel Vivanco, director para las Américas de la citada ONG estadounidense.
Una de las personas sancionadas es Katherine Nayarith Haringhton Padrón, que en su calidad de fiscal, acusó a varios miembros de la oposición, entre ellos la exlegisladora, María Corina Machado y el alcalde de Caracas, Antonio Ledezma Díaz.
Para Vivanco, la credibilidad de Maduro “está por el piso” y ya nadie le cree cuando usa a EE. UU. como una táctica para evitar las críticas a su gobierno.
Peter Schechter, director del Centro para Latinoamérica del Atlantic Council, cree todo lo contrario.
Según este analista, el camino de las sanciones es uno equivocado y que podría terminar salvando al régimen de Maduro.
“No me imagino –dice Schechter– otro Estado tan merecedor de sanciones, por corrupto, autoritario y casi dictatorial, como el de Maduro en Venezuela. Sin embargo, las empleadas por Obama son insignificantes y es poco lo que obtendrán de ellas. Por el contrario, lo que temo es que se le abra una puerta a Maduro justo cuando su popularidad estaba en lo más bajo. Va a radicalizar su discurso, va a fortalecer su base y va a hacer lo que mejor sabe hacer: responsabilizar al imperialismo yanqui de todos los males”.
Eso, dice el analista, porque nadie en el país va a entender que las sanciones solo estén dirigidas a personas y no a Venezuela.
Schechter cree, a su vez, que el momento también fue el menos indicado, pues le permite a Maduro jugar la carta del intervencionismo estadounidense justo cuando Latinoamérica se regocijaba por el acercamiento entre Washington y La Habana.
Y es algo que sin duda podría empañar la Cumbre de las Américas, del 10 y el 11 de abril en Panamá.
“Para mí, la administración Obama cayó en una trampa. Este round se lo lleva Maduro”, remató el analista. Precisamente, este es un punto en el que hace hincapié David Smilde, de la Oficina de Washington sobre América Latina (Wola), cuando dice que las “sanciones unilaterales” no son el vehículo para provocar un cambio en Venezuela.
“La mejor manera de enfrentar la difícil situación de los derechos humanos en el país –dice Smilde– es a través de un esfuerzo multilateral constructivo, encabezado por aliados de la región, que son los más capacitados para intervenir.” FUENTE: eltiempo.com
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