Como de costumbre, siempre hay dos maneras de ver las cosas. Una es la de los hinchas y los "sabios", bravos porque Colombia no enfrenta a grandes equipos, opinión respetable ya que es una manera fiable de saber nuestra verdadera fuerza.

La otra es conseguir una selección de medio pelo para entrenar que es lo que importa. Estos partidos contra rivales menores sirven para afinar estrategias, probar jugadores, pulir los errores, potenciar las virtudes, en fin, para dibujar un esquema táctico.

Ahora, al margen también hay que ser realistas. la selección está diezmada atrás. Una plaga de lesiones y suplencias tienen en veremos la alineación. ¿Vale la pena, con un equipo improvisado, al que además le falta James como organizador y al que llega un Falcao disminuido, enfrentar a grandes equipos?

Pensemos en el boxeo. Cuando no se está en una pelea oficial, los púgiles entrenan con sparrings y no con rivales de verdad. Igual sucede en el fútbol. Para el hincha todo se reduce al espectáculo, pero el entrenador piensa en organizar el equipo, alistarlo para los retos mayores.

Lo único cierto es que Pekerman sabe lo que hace y los resultados hablan por él. No tiene nada de improvisador y todo su trabajo corresponde a una planificación cuidadosa. Dejemos que haga su trabajo.