Esta buenorra sin duda, aunque parece que se ha quitado las costillas flotantes, pero vamos, no la diria que no, ni a una cita, a una velada romantica, ni a una boda y lo mejor, a una noche de sexo con su amiga. Preciosa. Tus manos presurosas se afanaron y luego,
como un montón de sombra, cayó el traje a tus pies,
y confiadamente, con divino sosiego,
surgió ante mi, tu virgen y suave desnudez
Tu cuerpo fino, elástico, su esbelta gracia erguía.
eras en la penumbra como una claridad.
Era un cálido velo, que todo te envolvía,
la inefable dulzura de tu serenidad.
Con el alma en los ojos te contemplé extasiado.
Fui a pronunciar tu nombre y me quedé sin voz...
Y por mi ser entero paso un temblor sagrado,
como si en ti, desnuda, se me mostrara Dios.
Me acercaré a tu espalda con ternura
reclinando en el hombro mi barbilla,
rozaré suavemente tu mejilla,
y anudarán mis brazos tu cintura.
Y hay días en que somos tan lúbricos, tan lúbricos,
que nos depara en vano su carne la mujer:
tras de ceñir un talle y acariciar un seno,
la redondez de un fruto nos vuelve a estremecer.