Saben que hay que tomar decisiones difíciles como la devaluación del bolívar y el alza de la gasolina, aparte de dejar de vender petróleo barato a los amigos, pero no saben cómo hacerlo. Con el recuerdo del alzamiento popular contra Carlos Andrés Pérez cuando subió la gasolina, y con un índice de popularidad por debajo del 30%, las medidas serán de simple maquillaje para seguir bailando en la cuerda floja: echarle le culpa a la oposición, al contrabando y al imperio, control más férreo de los precios, eliminación de los tres tipos de cambio fundiéndolos en uno solo constituyendo en definitiva una devaluación disfrazada.