Algún día, cuando la cordura regrese al mundo y se deseche la estúpida guerra contra las drogas en la que embarcó Estados Unidos al planeta, los países productores dejarán de poner recursos y muertos en una guerra perdida, será legalizada y los grandes imperios criminales caerán.

Por ahora, comienza la legalización de la marihuana y seguramente la coca en un futuro volverá a ser lo que durante siglos fue: una droga culturalmente aceptada no solo entre la población indígena boliviana, sino en la de todo el altiplano de la región.