Denunciante Bronce
 |  Los 175 casos de violencia sexual por los que Mancuso fue condenado
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 | El exjefe paramilitar recibió este viernes la primera macrosentencia en su contra.  Foto: David Osorio/EL TIEMPO El exjefe de las Autodefensas, Salvatore Mancuso.
El 17 de agosto del 2002, en la vereda de Piedras Pintadas, ubicada en Zapayán (Magdalena), los paramilitares del Bloque Norte de las Auc irrumpieron en los caseríos tumbando las puertas, buscando a las mujeres de cada familia.
Con amenazas e insultos, y en contra de su voluntad, las mujeres de la vereda fueron llevadas hasta el hospital de Piedras Pintadas por hombres armados. En pequeños cuartos y sin condiciones de higiene, los paramilitares obligaron a un médico local a que esterilizara a cada mujer, procedimiento por el que sufrieron graves lesiones.
A la cabeza estaba, paradójicamente, una mujer: la mano derecha de ‘Jorge 40’, Neila Alfredina Soto Ruiz, alias ‘doña Sonia’. Ella, quien coordinó la aberrante jornada de esterilización forzada, recuperó el año pasado su libertad, a sus 67 años, tras ser absuelta en un caso de homicidio.
La finalidad de los integrantes del Bloque Norte, según el expediente de la Fiscalía, era “impedir la reproducción” de una población a la que tachaban de favorecer a la guerrilla.
La historia de estas mujeres, que fue escuchada por investigadores en enero de este año, cuando nueve de ellas rompieron su silencio y denunciaron ante la Fiscalía, hace parte de los 175 hechos de violencia sexual por los que el Tribunal de Justicia y Paz de Bogotá condenó ayer como autor mediato al exjefe paramilitar Salvatore Mancuso. Por los horrores que sufrieron las mujeres de Piedras Pintadas, Mancuso, quien era el máximo jefe de las Auc en el norte del país, fue condenado por los delitos de tratos inhumanos, degradantes y experimentos biológicos en persona protegida.
Los 175 casos de violencia de género –entre los que se cuentan cientos de abusos sexuales, abortos forzados, esclavitud sexual y actos sexuales abusivos– hacen parte de la primera sentencia priorizada en contra de Mancuso y 11 exjefes más de las Auc.
El fallo, el más importante que se ha emitido en Justicia y Paz y que reúne el mayor número de casos de violencia sexual, ordena a los exjefes de los bloques Norte, Héroes de los Montes de María, Catatumbo y Córdoba a reparar a 9.500 víctimas de delitos como homicidios selectivos, desaparición forzada, masacres, desplazamientos, reclutamiento de menores y violencia de género.
Entre los crímenes que documenta la sentencia están los casos de decenas de mujeres abusadas hasta por 16 exparamilitares y que, tras resultar en embarazo, producto de esas violaciones, fueron obligadas a abortar o quedaron contagiadas de enfermedades de transmisión sexual.
El documento, de 4.500 páginas, cuenta la historia de una mujer a la que, dos meses después de que los paramilitares del Bloque Norte le desaparecieron a su esposo, tres hombres armados la amarraron de un árbol en el sitio conocido como ‘Callejón de los Olivos’. Allí fue golpeada e interrogada sobre sus supuestos nexos con la subversión, hasta el punto de dejarla inconsciente. “Esa situación fue aprovechada por los victimarios para accederla carnalmente”, dice la sentencia.
Por los graves daños psicológicos que sufrieron al menos 205 mujeres reconocidas en sentencia, el Tribunal de Justicia y Paz les ordenó a los exjefes paramilitares realizar un acto público en el que pidan perdón “como una forma de no olvidar lo que sucedió”.
Cara a cara de exjefe para con sus víctimas
En medio de rechiflas, insultos y hasta intentos de agresión se cumplió una audiencia pública en la que Edgar Ignacio Fierro, excomandante del frente José Pablo Díaz de las Autodefensas Bloque Norte que operó en el Atlántico, pidió perdón a las víctimas. El evento se realizó, en la mañana de este viernes, en el estadio de baloncesto Elías Chewing de Barranquilla, con la asistencia de más de un centenar de personas y delante de una mesa conformada, entre otros, por Rafael Molinares, alcalde de Suan; Alfredo Palencia, director territorial de la Unidad de Víctimas, y Milton Gómez, el Defensor Regional del Pueblo.
Allí Juan Carlos De la Hoz, familiar de tres hermanos que fueron asesinado en el 2003 en el municipio de Candelaria, le preguntó a Fierro por qué los mató. Luego de recibir un “no hay justificación para ninguno de los crímenes”, como respuesta, le pidió un abrazo. Fierro, quien lucía imperturbable, respiró profundo y asintió con su cabeza a la pretensión. Ahí vino un estrechón de manos y luego un abrazo de 5 segundos.
“Me sentí limpio, porque yo andaba lleno de odio. Endiablado... Prometí que para seguir adelante mi familia tenía que perdonar”, explicó De la Hoz. Todas las demás víctimas, unas 150 por lo menos, lloraban mientras el expara pedía perdón en repetidas ocasiones. Otras, lo llamaban asesino y cínico y, además, pedían que diera sus bienes para que reparara a las miles de familias afectadas con su actuar criminal. Fuente: El tiempo
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"Aún hay vagos destellos de civilidad en este matadero salvaje que alguna vez fue la humanidad" .
Última edición por ►Shep◄; 29-11-2014 a las 08:53:44 |