15-11-2014
, 17:40:41
|
#6 |
Denunciante Dorado
| Respuesta: Una hallaca buena a 200 Bs. GABRIEL JIMÉNEZ EMÁN Agua, gasolina y Coca Cola
Nov 15, 2014
Me siento a desayunar en una arepera en el centro de Coro. En otra mesa, al lado de la que ocupo, está una señora desayunando con su hija: el dueño del cafetín es un hombre locuaz, a cada cliente que llega le pone conversación, gasta bromas, narra acontecimientos del día. La señora que está en la mesa de al lado termina de desayunar con su hija y pide la cuenta. Le dicen una suma que no entiende. La señora ha pedido dos empanadas, dos Coca Cola, una botellita de agua y un café. Cuando pregunta el precio de las Coca Cola le contestan: 40 bolívares cada una; con las dos empanadas a 20 cada una, la botellita de agua a 20, y el café a 15 la suma asciende a 155 bolívares; las Coca Cola duplican el precio de las empanadas, la botellita de agua vale lo mismo que la empanada y está más cara que el café. Paga la cuenta a regañadientes y el hombre se encoge de hombros.
Salgo de ahí, me monto en mi camioneta y voy a la gasolinera a poner combustible. Hace un calor terrible en Coro; la cola avanza lenta entre la masa de carros que casi se derriten bajo el sol. Finalmente llego a la “bomba”, pongo gasolina y el muchacho en la estación limpia los vidrios de la camioneta. Limpiar los vidrios del carro cuesta más que la gasolina; poner aire a los cauchos cuadruplica el precio de la gasolina. El calor arrecia. En una nevera de la refresquería cercana se alinean montones de latas de Coca Cola, a 50 bolívares cada una. Una sola Coca Cola vale más que el aire de los cauchos, el tanque completo de gasolina, el agua, el jabón, la limpieza de los vidrios y una empanada, el menú completo. El agua potable de Coro es limpia y fresca, pero la trasnacional Coca Cola la envasa en botellitas plásticas que se enfrían en neveras y se venden a 20 bolívares el cuarto de litro, de lo cual se deduce que un litro de agua cuesta 80 bolívares.
La distorsión en los precios de estos líquidos refleja parte del grave problema económico que atraviesa el país. Una trasnacional usa el agua potable nuestra para convertirla en Coca Cola y otras gaseosas de alto precio que enferman la salud de la gente. La gasolina, que en otros países de Europa o América tiene un alto precio, en Venezuela vale menos que una propina.
En medio de este absurdo económico vivimos, víctimas de las imposiciones de unas trasnacionales que trabajan con nuestra materia prima para enriquecerse vendiendo chucherías procesadas químicamente, para así dañar la salud del pueblo. También vemos cómo mucha gente del campo va a comprar frutas, hortalizas o legumbres a los mercados de la ciudad para revenderlas en bodegas de zonas campesinas donde hay vastas extensiones de tierra sin cultivar, y cuando el consumidor se queja, los vendedores le echan la culpa de todo al Gobierno. A la vez, cuando el Gobierno toma iniciativas para controlar la situación, éstos dicen que el Gobierno no los deja trabajar. Así funciona la mentalidad de revendedores, intermediarios y contrabandistas, es la misma mentalidad de los saboteadores que se disfrazan de buhoneros y de víctimas sociales para descalificar todos los procesos que adelanta el Gobierno para avanzar hacia un país productivo, para contrarrestar la guerra económica, la especulación, el bachaqueo, el contrabando y las guarimbas.
Vivimos la paradoja de un consumo cotidiano impuesto por una dictadura de altos precios fijados por empresas trasnacionales a sus productos, las cuales incitan indirectamente a los empresarios nacionales o a empresas honestas a hacer lo mismo; ellos son quienes ahora intentan apoderarse de nuestro petróleo, de contrabandear nuestra gasolina a países vecinos y a promover una imagen negativa de Venezuela dentro del país y fuera de él. |
| |