¡Otra Petrada!

Los cambios sociales no se hacen por decreto. El hecho de construir viviendas de pobres en terrenos de ricos no consigue otra cosa que acentuar la discriminación. Es crear un gueto en el que sus habitantes vivirán excluidos y en vez de compartir un estilo de vida, simplemente trasladarán el suyo (cafeterías, tiendas, panaderías, etc) y mientras los unos seguirán comiendo en lujosos restaurantes, comprando en lujosos almacenes y transportándose en lujosos carros, los pobres seguirán mojándose en las aceras esperando el bus, seguirán comprando el diario en la tienda y comiendo sancocho todos los días.

La inclusión no es geográfica. Un pobre no se hace rico porque lo lleven a vivir como mosco en leche en Los Rosales. Un pobre se hace rico cuando se le dan mejores oportunidades de educación y laborales, para que pueda tener un empleo digno, mejorar sus ingresos y poco a poco, de acuerdo con su esfuerzo elevar su calidad de vida.

En Costa Rica, por ejemplo, donde la clase media llega al 70% de la población, aunque hay barrios de pobres y barrios de ricos, en la mayoría puede uno ver que en una cuadra viven, son amigos y comparten, una familia de ingresos modestos, otra de ingresos medios y otra de ingresos altos, y los hijos de todos van a la misma escuela pública y al mismo colegio. Pero esto no se dio de la noche a la mañana. Son muchos años de inclusión para llegar hasta allí.

El capitalismo favorece la riqueza de unos pocos. El populismo los vuelve a todos pobres. La socialdemocracia busca crear una gran clase media como locomotora de la economía.

¿Cuánto falta? Trece meses, veintiocho días. Una eternidad en tiempos petristas. Ya penamos por lo mucho. Aguantemos... que como dice la canción "nadie es eterno en el mundo", ni siquiera Petro así nos quiera convencer de lo contrario.