Denunciante Dorado
| EL MUNDO DEL NARCO:cuánto le ha costado a Colombia haber caído en ese mundo
Calificación: de
5,00 | Lucy Nieto de Samper
País: Colombia
Región: Suramérica
Aterrador Hace falta que sociólogos, psicólogos y psiquiatras investiguen el fenómeno narco, para saber cuánto le ha costado a Colombia haber caído en ese mundo.
7:06 p.m. | 31 de octubre de 2014
Las Fuerzas Armadas descubren, día tras día, en todos los rincones de Colombia, peligrosos narcotraficantes. Todos, asesinos, terroristas, ladrones, son millonarios. Porque el narcotráfico es en todo el mundo el negocio más rentable.
En Colombia, los narcos han comprado las mejores tierras, enormes haciendas, aviones, yates, lujosos vehículos, obras de arte, joyas... y suntuosos apartamentos en los mejores barrios de las grandes ciudades. Para gozar de sus fantásticas propiedades y poder llevar una vida regalada, plena de placer, con el dinero del narcotráfico también compran gente.
Han comprado autoridades civiles y militares, matones para que los cuiden, mujeres que los satisfacen. Seducidos por el dinero, han caído generales, coroneles y soldados en manos de los narcos. Congresistas, diputados, concejales, alcaldes, gobernadores, jueces, notarios, funcionarias, reinas de belleza, modelos y ‘mulas’ de todas las categorías que con la droga en el estómago suministrada por los narcos pasaron a la otra vida, o están en la cárcel. Las Farc cuidaron cultivos ilícitos y luego practicaron el narcotráfico. Y no hay que olvidar que narcos famosos financiaron la elección de un presidente.
Metidos en el mundo de la droga desde cuando Pablo Escobar, el peor de los criminales, se especializó en el negocio, copiado y multiplicado por otros malhechores, el narcotráfico permeó todos los estratos de la sociedad. Por eso el país ha sufrido mucho y ha perdido más. Perdió su buen nombre y en cierta forma ha perdido a esos colombianos que optaron por el narcotráfico y son autores y promotores de diversos delitos. Además, la ética y la moral están muy pisoteadas.
Los medios de comunicación informan con lujo de detalles sobre la lucha tenaz de valientes policías que no se dejan comprar por los narcos. Leí en EL TIEMPO que hace ocho días capturaron al narco apodado ‘Marquitos’. Era el terror de La Guajira. Giraba con pasaporte venezolano y giró tanto que embarazó a ocho mujeres y es padre de 19 hijos.
Se acusa al exgobernador de La Guajira Kiko Gómez y al cantante Jorge Oñate de tener nexos con él. Y dicen que, tras su captura, saldrán en danza algunos congresistas. Instalado en un pueblo del Brasil, la visita de una de sus amantes le sirvió a la policía para localizarlo y echarle el guante.
Librados del tal ‘Marquitos’, quedan centenares de narcos que exportan por tierra, mar y aire toneladas de coca. En Cali, en reciente masacre, cayó alias ‘Camilo’, otro narcotraficante, y cayeron ‘Oso’, ‘Ojo dormido’, ‘Nana’, ‘la Mona’. Miedoso saber que, aunque muchos han caído, seguimos rodeados de peligrosos narcos. Que, a pesar de estar perseguidos por la policía, pueden comprar con dinero su libertad, las rutas para exportar droga, su paso por las fronteras. Con dinero tapan sus crímenes y pueden llevar una vida desenfrenada. Lo más grave son los daños que le han causado en particular a los jóvenes y en general a la sociedad. El narcotráfico ha sido una peste para Colombia. Es como el ébola, que azota ahora al pueblo africano.
Amasar millones de dólares cada vez que corona una exportación de droga les permite a los narcos derrochar en todo y por todo. Esa capacidad de gastar sin medida despertó en muchos grupos sociales la ambición de acumular y acumular dinero. Detrás de las pirámides de David Murcia, de la red de trampas de Interbolsa, del ‘carrusel’ de contratos en Bogotá, de las maniobras de Palacino en Saludcoop están el amor al dinero, la codicia, o deseo desordenado de enriquecimiento, como dice el diccionario. Hace falta que sociólogos, psicólogos y psiquiatras investiguen el fenómeno narco, para saber cuánto le ha costado a Colombia haber caído en ese mundo. |