Con los colombianos que estaban conmigo, nos paramos y cantamos con orgullo nuestro himno nacional y luego, al terminar, nos quedamos roncos de gritar ¡Colombia! ¡Colombia! ¡Colombia! y aplaudir, como lo hizo Meluk y seguramente muchos colombianos, a este grupo de guerreros, con lágrimas en los ojos. Esta selección da inicio a una nueva era del fútbol colombiano... si los dirigentes lo entienden.

¡Fuerza, mi selección!

Cita:

¡Aplaudo de pie! 6:14 p.m. | 4 de julio de 2014 Me paré y aplaudí. Y seguí aplaudiendo. Y lo hice largo, mientras James lloraba, mientras Yepes hundía su cabeza en unas cuclillas resignadas, mientras estaban desparramados en el campo varios jugadores de camisa roja. Mientras se consolaban con abrazos los suplentes con los titulares. Y aplaudí y aplaudí. Allá, resignados en la cancha, adoloridos y tristes, porque al que no le duele una derrota es porque no tiene sangre. Y sangre fue, justamente, lo que le sobró a esta Selección de fantasía que cayó 2-1 contra Brasil, contra la más campeona de las campeonas, en los cuartos de final del Mundial y que regresa a casa tras 21 días de la Odisea más bella y jamás contada del fútbol Colombia. Y seguí aplaudiendo. Y seguí de pie. Y seguí con los brazos en alto chocando con fuerza mis palmas. Vea, pues… ¡A estas alturas de mi vida ‑ ¡soy un poco más viejo que Faryd!- y de tantos años de oficio, seguí el ejemplo de cada uno de los 14 muchachos que este viernes en la fortaleza brasileña del Arena Castelao, fueron eliminados de pie! Ellos aplaudían a sus familias en las tribunas y a los grupúsculos de hinchas colombianos que los llevarán en sus corazones por siempre. Y seguí aplaudiendo, firme, hasta dejar mis manos coloradas y resentidas por el constante choque. Colombia regresa a su casa, donde lo espera un pueblo que tejió victorias y renovó hilos de sueños con cada triunfo. Fue un MUNDIALAZO el de Colombia, un viaje fantástico de aventuras escalofriantes, inimaginadas. El dolor hace decir cosas que no son. Buscar culpables en fuerzas ocultas que han prescrito el destino. Culpar al juez es tonto. Pudo que le faltara mostrar más amarillas para ambos (es cierto). Incluso, en la jugada del gol anulado a Yepes, aunque, confieso, no encontraba el motivo, reviso y veo que sí, sí estaba adelantado. Colombia jugó un primer tiempo malo, nervioso, confuso, precipitado, quizás porque recibió el primer gol muy rápido y Brasil pudo aumentar la cuenta de no ser por Ospina y Yepes. En el segundo capítulo, a pesar de su poca claridad, dejó el pellejo en Fortaleza: corrió, peleó, chocó, lucho más que jugó, mostro temple y carácter… No le alcanzó, cierto, porque Brasil se hizo duro y sacó chispas en las canillas. Con todo y eso, terminó pidiendo tiempo con la arremetida valiente encabezada por Yepes y el 2-1 del penalti convertido por James, por ese niño gigante que no pudo aguantar su llanto de vergüenza, de valor, de hombre... Aquí sigo de pie. Aquí sigo aplaudiendo este MUNDIALAZO de Colombia. Como lo escribí antes, el futuro de nuestro fútbol es ahora, cuando la leyenda de la Selección Colombia, la de los mejores resultados de la historia, la que nos hizo gritar el himno con voz de fuego, ha empezado. ¡Gracias por todo, gracias por tanto!​ Meluk le cuenta… GABRIEL MELUK Editor de Deportes Enviado especial de EL TIEMPO Fortaleza

Fuente: El Tiempo