| Denunciante Mítico
 |  Respuesta: El Autogol de Sead Kolašinac Frente a Argentina
La tensión argentina se quebró con un gol a los tres minutos del partido ante Bosnia y los hinchas, que poblaron Río de Janeiro, regaron de hits el Maracaná.
Veintidós minutos después de las seis de la tarde, Brasil y Argentina parecen el mismo lugar, escriben, de alguna manera, la misma historia. Con Lionel Messi a la cabeza, la Selección argentina sale al campo de juego del estadio Maracaná de Río de Janeiro y con él, y con el resto de los jugadores, y con el cuerpo técnico, salen las ovaciones, las esperanzas, las tensiones acumuladas de los miles de argentinos que están en la cancha y de los millones que siguen la transmisión televisiva desde el país.
"Vení, vení, canta conmigo / que un amigo vas a encontrar / que de la mano / de Leo Messi / todos la vuelta vamos a dar".
Imposible pedir algo de calma, y ellos lo saben. Remera blanca, vivos celestes y azules, los jugadores de Sabella calientan dentro del campo, el impecable césped hace de un fondo ideal para las fotos, contrasta, brilla, brillan ellos. Se cae la cancha, flamean banderas de las localidades Cañuelas y Hurlingham, otras avisan que "copamos Brasil", las caricaturas de Messi se ven por todos lados, los flashes de las cámaras le dan al fondo un aspecto de recital. Y ahí, ellos, sobre el césped, las estrellas.
Brillan.
El estreno dura poco más de un cuarto de hora. A veinte minutos de las siete de la tarde, los jugadores ya están de nuevo en el vestuario, pero la fiesta afuera sigue, es todo color, celeste y blanco pero también amarillo; hay brasileños que quieren ver a Messi y compañía, cómo no. Hay bosnios, japoneses, europeos, latinos, de todo.
"Vamos, vamos Argentina / vamos, vamos a ganar / que esta banda quilombera / no te deja, no te deja de alentar".
Seis chicos vestidos de rojo salen a la cancha con una bandera argentina. La expectativa hace que los nervios florezcan por todos lados. Pantalones blancos, medias blancas, camisetas celestes y blancas, los jugadores, ahora sí, salen a la cancha. Faltan cinco minutos. Se ve gente emocionada, algunos ya no tienen voz. Pero cantan. Todavía cantan. Cómo no van a cantar.
Empieza el partido y es todo una locura. La gente salta, la gente baila, la gente pide, exige, vibra, sueña, pierde la cordura. Y más cuando a los dos minutos llega el 1-0.
"Volveremos, volveremos / volveremos otra vez / volveremo' a ser campeones / como en el 86".
Los argentinos riegan con su repertorio todo el estadio. "Tomala vos, dámela a mí / el que no salta es de Brasil". Se oye también que "Maradona es más grande que Pelé", "somos locales otra vez", "el que no salta es un inglés".
Celeste y blanco. Así está el Maracaná. Argentino.
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