Eso lo decidirá el pueblo colombiano en las urnas y por lo que se ve, y estas elecciones son una muestra, pasarán muchos años, varias generaciones, para que los colombianos dejen de odiar a las FARC. Llegarán al Congreso sí, tres o cuatro pelagatos, y hasta ahí les llegó el cuento.

Y sobre el narcotráfico, le cuento que hay un negocio mejor, el poder político. Que lo diga AUC que con una firma convirtió unos terrenos que a sus hijos les costaron 50 millones de pesos en tres mil millones. Los volvió multimillonarios en un abrir y cerrar de ojos.

Y respecto a las FARC, ¿usted cree que si estuvieran tan bien, con su negocio boyante, estarían sentadas hablando de paz? No, conversan porque su lucha armada dejó de ser una opción, porque lo suyo es cuestión de supervivencia, porque les toca o les toca firmar el fin del conflicto. No tienen otra salida, salvo volverse al monte a desangrarse durante 50 años más, gozando de su fortuna en un cambuche que deben desarmar cada 24 horas antes de que los bombardee el ejército.

Qué vida tan buena ¿no?