Casey Anderson, un amante de la naturaleza, tropezó con dos ositos pardo bebés, acurrucados al lado de su mamá muerta, en las montañas de Alaska. Casey no podía dejar allí a los pequeños, que habrían muerto al quedarse a la intemperie y sin comida ni protección. Así que decidió llevárselos consigo. Casey se dedica al entrenamiento de animales, y sabía que podría dar a los ositos una oportunidad de sobrevivir. Esta decisión fue el comienzo de una preciosa historia… Atención: puede que quieras adoptar un osito después de leerla, pero no creemos que sea buena idea… 
Este es Casey con los dos ositos. Desgraciadamente, solo uno de ellos sobrevivió.
Lo llamaron Brutus. ¡Mira qué adorable!
Brutus creció como un miembro más de la familia; era el más gracioso de todos 
Casey se encargaba de entrenar animales, así que cuidar de él fue relativamente fácil.
Con los años, llegaron a ser muy buenos amigos, casi como hermanos. Brutus se convirtió en un “sirenito”. ¡Le encanta bañarse en la piscina!
Y adora a su dueño… ¡Vaya beso más sincero!
Casey también adora a su ya no tan pequeño amigo 
A los dos les gusta mucho el campo, por eso a menudo dan muchos paseos.
Brutus y Casey son tan buenos amigos, que el primero hizo de “padrino” en la boda del segundo No creo que la novia estuviese muy tranquila con la idea…
Aunque estaba segura de que no habían celebrado la despedida de soltero en un clup de strip-tease Brutus también tiene su sitio en la mesa el Día de Acción de Gracias. ¡Es realmente alucinante cómo se ha integrado en la familia!
No está nada mal la vida de este osito pardo…
Y tiene muy claro que su amigo no lo va a dejar nunca.
¡Solo hay que ver cómo se lo pasan!
No creo que haya muchos osos como este…
¿Un brindis? 
¡Mira cómo se quieren! Preciosa amistad.
No es fácil pensar en un amigo más guay que un oso pardo… ¡Y más cuando puedes salir a dar paseos o irte de copas con él! Qué suerte tuvo Brutus de que Casey lo encontrara. Todo sucede por algo