El infierno de Munich, pronosticado por Rummenigge, fue apagado por el tsunami blanco. Difícil, en este momento, un equipo más completo que este Real Madrid, favorito indiscutible para ganar su décima Champion. Hay que quitarse el sombrero y felicitar a sus hinchas. Sus balbuceos en la Liga española lo tienen a un centavo del peso para ganarla, pero no hay que negarlo, ha encontrado, con el correr de los meses, potenciar sus virtudes y disminuir sus falencias.

Estupendo Ramos. No se le queda atrás Pepe, atento siempre a echar el cerrojo atrás, Coentrao con ganas de comerse el mundo y Carvajal, un obrero puesto en su sitio. Xavi quiere retornar a sus mejores tiempos y tiene chispazos, pero Modric, a veces irregular en la Liga, en Europa brilla defendiendo, organizando el medio campo, dando pases mortales a los pura sangre de adelante que se lanzan con el puñal entre los dientes a comerse lo que encuentren por delante. El flaco Di María está de regreso y sigue desparramando rivales, al igual que Benzema, atento para servir o anotar. Y la pareja de moda, Bale y Cristiano, súper atletas, que ya se entienden con la precisión del cirujano. El estupendo pase del galés a Cristiano dejó a Neuer en la orfandad.

¿Y el Bayern? A remendar sus costuras que harto trabajo tiene por delante. La inútil posesión, el libreto del eterno centro por la izquierda de Robben, y los intentos de lo mismo por la derecha de Ribery, sin más variantes, hacen saltar las alarmas. Mucho trabajo para neutralizar los goles por arriba. Hoy, todo un desastre defendiendo en los cobros con pelota quieta. ¿Y la barrera? Por Dios, un tiro rasante (al estilo Messi) los puso en evidencia. Mientras saltaban, el balón se colaba por abajo, dejando sin opción a Neuer.

Es bueno que repasen el libreto del Borussia. Su verticalidad, su rapidez, su capacidad de sorpresa, pusieron contra las cuerdas al Madrid. ¿Se confiaron? Quizás. Y estos duros aterrizajes, como los han tenido todos, incluyendo los merengues, deben servir para reflexionar. De bestia negra del Madrid a indefenso gatito devorado a dentelladas, demuestra que lo más duro no es llegar a la cima sino permanecer en ella. El Bayern lo comprobó en casa.

En juego largo hay desquite, pero hoy toda la gloria se la merece el Madrid. Alemania ya no es la eterna pesadilla sino el mejor de los sueños. La décima espera en Lisboa y sus hinchas celebrarán a rabiar. Ni el Chelsea ni el Atlético pueden en este momento parar esta máquina. Deseo equivocarme y le apuesto al Atlético con el corazón esperando que mañana elimine al Chelsea. La cabeza me dice que los pupilos de Mourinho pasarán a la final y serán arrollados por el Madrid, como lo hizo el Atlético con un Falcao excepcional en la Súpercopa, hace dos años.