Después de vociferar en la plaza pública contra la justicia colombiana luego de ponerle una carga de profundidad a la tutela e intentar triquiñuelas de leguleyo por meses para impedir el referendo revocatorio, el fallo a favor de Alonso Salazar en el Consejo de Estado que le devolvió sus derechos políticos, convence a Petro de que tiene aún una carta poderosa para jugar, mucho más expedita que la intentada ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

Ya se lo había sugerido el Consejo de Estado cuando negó las necias tutelas que intentó para ponerle una zancadilla a la Constitución abusando de una institución que se hizo para defender derechos fundamentales y no trampear a destajo. Como es típico de Petro que no obra con metas claras sino de acuerdo con lo que le dicta el día a día, ahora echa pie atrás y promueve la acción de nulidad y restablecimiento del derecho.

Con esto cierra las puertas a una nueva intervención de la CIDH y se la juega en la justicia colombiana. Es claro que hizo cuentas. Ante el Consejo de Estado, máximo en tres años tiene la gran probabilidad de que se le restituyan sus derechos, mientras que en la jurisdicción internacional podría llevarse el doble o aún más. No volverá al Palacio Liévano, pero puede ser una carta para las presidenciales de 2018.

¿Entonces qué, don Gustavo? ¿Si se puede creer en la justicia colombiana?



Fuente: Las 2 orillas