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FerguZ
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Kaffeetrinker 2 Respuesta: "El Imperio Americano se está moviendo: Golpes de Estado, Pillaje y Duplicidad"

(B) Avance imperial: aislando, cercando y degradando a Rusia

Con la llegada del presidente Vladimir Putin y la reconstitución del Estado y la economía rusos, Estados Unidos perdió un cliente vasallo y fuente de riquezas saqueadas. Los constructores del imperio en Washington siguieron buscando la "cooperación y colaboración" con Rusia en el debilitamiento de los estados independientes, aislando a China y continuando sus guerras coloniales. El Estado ruso, bajo Putin y Medvedev, había tratado de dar espacio a los constructores del imperio estadounidense a través de acuerdos negociados, que reforzarían la posición de Rusia en Europa, reconociendo las fronteras estratégicas de Rusia y reconociendo las preocupaciones de seguridad rusas. Sin embargo, la diplomacia rusa aseguró pocas y transitorias ganancias mientras Estados Unidos y la Unión Europea hicieron grandes ganancias con la complicidad y pasividad de Rusia.

La agenda no declarada de Washington, especialmente con el impulso de Obama de relanzar una nueva oleada de conquistas imperiales, es socavar el resurgimiento de Rusia como un actor importante de la política mundial. La idea estratégica es aislar a Rusia, debilitar su creciente presencia internacional y devolverla al estado vasallo del período de Yeltsin, si es posible.
Desde la toma de poder de Estados Unidos y la UE de Europa del Este, los Balcanes y los países bálticos, y su transformación en bases militares de la OTAN y estados vasallos capitalistas en la década del 90, a la penetración y el saqueo de Rusia durante los años de Yeltsin, la finalidad primordial de la política occidental era establecer un imperio unipolar bajo dominio estadounidense.

La Unión Europea y Estados Unidos procedieron a desmembrar Yugoslavia en mini estados serviles. Luego bombardearon Serbia para arrebatarle Kosovo, destruyendo uno de los pocos países independientes que seguían siendo aliados de Rusia. Después, Estados Unidos comenzó a fomentar levantamientos en Georgia, Ucrania y Chechenia. Bombardearon, invadieron y posteriormente ocuparon Irak - un ex aliado de Rusia en la región del Golfo.

La estrategia de la política estadounidense era cercar y reducir a Rusia a la situación de un poder débil, marginal, y socavar los esfuerzos de Vladimir Putin de restaurar la posición de Rusia como potencia regional. En 2008 el régimen títere de Washington en Georgia, probó el temple del Estado ruso al lanzar un asalto a Osetia del Sur, matando al menos a 10 soldados de paz rusos e hiriendo a cientos (por no hablar de miles de civiles). El entonces presidente ruso Medvedev respondió enviando a las fuerzas armadas rusas a repeler a las tropas georgianas y apoyar la independencia de Abjasia y Osetia del Sur.

Los acuerdos diplomáticos de Estados Unidos con Rusia han sido asimétricos - Rusia consintió la expansión occidental, a cambio de "aceptación política". La duplicidad trunca la diplomacia abierta. A pesar de acordar lo contrario, se establecieron las bases estadounidenses e instalaciones de misiles en Europa del Este, que apuntaban a Rusia, bajo el pretexto de que "en realidad estaban apuntando a Irán". A pesar de que Rusia se quejó de que los acuerdos de la posguerra fría se rompieron, el imperio ignoró las quejas de Moscú y el cerco avanzó.

En un desastre diplomático más, Rusia y China firmaron un acuerdo escrito con Estados Unidos en Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para permitir a la OTAN involucrarse en "sobrevuelos humanitarios" en Libia. La OTAN inmediatamente tomó esto como la "luz verde" para el ataque y la "intervención humanitaria" se convirtió en una campaña de bombardeos aéreos devastadores que llevó al derrocamiento del gobierno legítimo de Libia y a la destrucción de Libia como un Estado norafricano viable e independiente. Al firmar el acuerdo 'humanitario' de la ONU, Rusia y China perdieron un gobierno amigable y socio comercial en África. Incluso antes, los rusos habían acordado permitir a Estados Unidos transportar armas y tropas a través de territorio de la Federación Rusa para apoyar la invasión estadounidense de Afganistán... sin ganancia recíproca (excepto tal vez un mayor flujo de heroína afgana).

Los diplomáticos rusos accedieron a las sanciones económicas de la ONU de inspiración estadounidense (sionista) contra el inexistente programa de armas nucleares de Irán... socavando a un aliado político y mercado lucrativo. Moscú creyó que al apoyar las sanciones estadounidenses contra Irán y concederle rutas de transporte a Afganistán a finales de 2001 iban a recibir algunas "garantías de seguridad" de los estadounidenses con respecto a los movimientos separatistas en el Cáucaso. La 'reciprocidad' de Estados Unidos significó apoyar aún más a los líderes separatistas chechenos exiliados en los Estados Unidos a pesar de la continua campaña de terror contra civiles rusos - hasta e incluso después de la masacre chechena de cientos de escolares y profesores en Beslan en 2004....

Con los Estados Unidos bajo Obama avanzando en su cerco de Rusia en Eurasia y su aislamiento en el norte de África y Medio Oriente, Putin decidió finalmente trazar una línea al respaldar al aliado único que le queda a Rusia en el Medio Oriente, Siria. Putin buscó asegurar una salida negociada a la invasión mercenaria contra Damasco apoyada por Occidente y las monarquías del Golfo. Tuvo poco éxito: Estados Unidos y la Unión Europea incrementaron los envíos de armas, instructores militares y el financiamiento a 30.000 mercenarios islamistas con base en Jordania para que se involucraran en los ataques transfronterizos para derrocar al gobierno sirio.

Washington y Bruselas continuaron su empuje imperial hacia el corazón de Rusia mediante la organización y financiación de una toma violenta del poder (un golpe) en el oeste de Ucrania. El régimen de Obama financió a una coalición de combatientes callejeros, neonazis armados y políticos neoliberales, por una suma de 5 mil millones de dólares, para derrocar al régimen electo. Los golpistas se orientaron entonces a acabar con la autonomía de Crimea y romper los acuerdos de larga data de tratados militares con Rusia. Bajo una enorme presión por parte del gobierno autónomo y de la gran mayoría de la población de Crimea y frente a la pérdida crítica de sus instalaciones militares y navales en el Mar Negro, Putin, finalmente, movilizó forzosamente a las tropas rusas en modo defensivo en Crimea.

El régimen de Obama puso en marcha una serie de medidas agresivas contra Rusia para aislarla y reforzar al tambaleante régimen títere en Kiev: las sanciones económicas y expulsiones estuvieron a la orden del día... La toma de Ucrania por Obama marcó el inicio de una "nueva guerra fría". La toma de Ucrania era parte de la gran estrategia de Obama de hacer avanzar al imperio.

La toma del poder en Ucrania significó el mayor reto geopolítico para la existencia continua del Estado ruso. Obama busca ampliar y profundizar el avance imperial en toda Europa hasta el Cáucaso: el violento golpe y la posterior defensa del régimen títere en Kiev son elementos clave del socavamiento de un adversario clave - Rusia.

Después de pretender se "socio" con Rusia, al tiempo que cercenaba a los aliados de Rusia en los Balcanes y Medio Oriente en las décadas anteriores, Obama hizo su movida más audaz y temeraria. Despojándose de todos los pretextos de coexistencia pacífica y acomodación mutua, el régimen de Obama rompió un acuerdo para compartir el poder con Rusia respecto del gobierno ucraniano y apoyó el golpe de Estado neo-nazi.

El régimen de Obama supuso que tras haber obtenido la aquiescencia previa de Rusia a la hora de hacer avanzar al poder imperial estadounidense en Afganistán, Irak, Libia y la región del Golfo, los constructores del imperio de Washington tomaron la fatal decisión de poner a prueba a Rusia en su región geopolítica más estratégica, afectando directamente a población rusa y a sus activos militares más estratégicos. Rusia reaccionó con el único lenguaje que entienden en Washington y Bruselas: con una movilización militar. El avance de la construcción del imperio a través de la "táctica del salame" y la diplomacia hipócrita de Obama se acerca a su fin.

(C) Haciendo avanzar al imperio en Medio Oriente y América Latina

El avance imperial de la década del 90 llegó a su fin a mediados de la primera década del nuevo milenio. Las derrotas en Afganistán, la retirada de Irak, la desaparición de los regímenes títeres en Egipto y Túnez, la pérdida de las elecciones en Ucrania y la derrota y desaparición de regímenes neoliberales pro-estadounidenses en América Latina se vieron exacerbados por una crisis económica que se profundiza en los centros imperiales de Europa y Wall Street.

Obama tenía pocas opciones económicas y políticas para hacer avanzar al imperio. Sin embargo, su régimen estaba decidido a poner fin a la retirada y hacerlo avanzar, pero recurrió a tácticas y estrategias más afines al colonial siglo xix y a los regímenes totalitarios del siglo xx.

Los métodos fueron violentos - el militarismo era el eje de la política. Pero en un momento de agotamiento imperial interno, las nuevas tácticas militares reemplazaron a las invasiones terrestres a gran escala. Los mercenarios armados de manera subsidiaria tomaron el centro del escenario en el derrocamiento de regímenes que eran blancos de Estados Unidos. Las afinidades políticas e ideológicas fueron subsumidas bajo el eufemismo genérico de los "rebeldes". Los medios de comunicación se alternaron entre presionar por una mayor escalada militar y aprobar el nivel existente de la guerra imperial. El espectro político en toda Europa y Estados Unidos se movió hacia la derecha - incluso cuando la mayoría del electorado rechazó los nuevos enfrentamientos militares, en especial las guerras terrestres.

Obama fortaleció las tropas en Afganistán, lanzó una guerra aérea que derrocó al presidente Gadafi y convirtió la Libia en un Estado fallido y desintegrado. Las guerras subsidiarias se convirtieron en la nueva estrategia imperial para hacer avanzar la construcción del imperio. Siria fue escogida - con decenas de miles de extremistas islámicos reclutados y financiados por los regímenes imperiales y las despóticas monarquías del Golfo. Millones de refugiados huyeron, decenas de miles fueron asesinados

En América Latina, Obama apoyó el golpe militar en Honduras que derroco al gobierno liberal electo del Presidente Manuel Zelaya, reconoció el golpe parlamentario para derrocar al gobierno de centro-izquierda electo en Paraguay al tiempo que se negó a reconocer la victoria electoral del presidente Maduro en Venezuela. Frente a la victoria de Maduro en Venezuela, Washington ha patrocinado varios meses de violencia callejera en un intento de desestabilizar el país.

En Ucrania, Egipto, Venezuela y Tailandia, 'la calle' reemplazó a las elecciones. Los objetivos imperiales estratégicos de Obama se han centrado en la reconquista y el saqueo de Rusia y su retorno al estatus vasallo de los años de Boris Yeltsin, el regreso de América Latina a los regímenes neo-liberales del 90 y a la sumisión de China de la década del 80. La estrategia imperial ha sido el "conquistar desde dentro" preparando el escenario para la dominación desde el exterior.

(D) Haciendo avanzar al imperio: Israel y el desvío de Medio Oriente

Una de las grandes paradojas históricas de la retirada imperial estadounidense del siglo xxi ha sido el papel desempeñado por la influencia de Israel y su quinta columna sionista incrustada dentro de la estructura del poder político de Estados Unidos. Las guerras y sanciones de Washington en Medio Oriente han sido en gran parte a beneficio de los influyentes 'fundamentalistas de Israel' en la Casa Blanca, el Pentágono, el Tesoro, el Consejo de Seguridad Nacional y el Congreso.

Fue en gran parte porque Estados Unidos estaba involucrado en las guerras e Irak y Afganistán, que Washington "descuidó" las creciente proezas económicas de China. Al concentrarse en las "guerras de Israel" en el Medio Oriente, Estados Unidos no estuvo en condiciones de desafiar el auge del nacionalismo y el populismo en América Latina. Las prolongadas "guerras de Israel" han agotado a la economía estadounidense y al entusiasmo del público estadounidense por las nuevas guerras terrestres en otros lugares.

Los ideólogos sionistas, apodados "neoconservadores", jugaron un papel decisivo en la conformación del enfoque militarista global para la construcción del imperio y de la marginación de la construcción del imperio dirigida por el mercado, favorecida por las multinacionales y la gigantesca industria extractiva.

El intento de Obama de poner fin a la retirada del imperio causada por el militarismo sionista no ha dado sus frutos: su esfuerzo por cooptar a los sionistas y presionar a Israel para que detenga el fomento de nuevas guerras en Medio Oriente es un fracaso. Su "pivote para Asia" se ha convertido en una bruta estrategia de cerco militar contra China. Sus propuestas a Irán han sido bloqueadas por el bloque de poder sionista en el Congreso y la imposición de los términos de las negociaciones dictados por los israelíes. Todo el "avance del proyecto de construcción del imperio", que consistía en definir el legado de Obama, ha sido debilitada por el enorme costo de hacer caso a los consejos e instrucciones de los leales a Israel dentro de su administración. Israel, una de las potencias coloniales más brutales, paradójicamente y sin querer ha jugado un papel importante en el debilitamiento de los esfuerzos de Obama por revertir el declive del imperio y avanzar en las dimensiones económicas y diplomáticas estadounidense de la construcción del imperio.


Resultados y perspectivas: Haciendo avanzar al imperio en el periodo post-neoliberal

El esfuerzo imprudente de Obama de hacer avanzar al imperio en la segunda década del siglo xxi es mucho más peligroso que sus predecesores de fines del siglo xx. Rusia se ha recuperado. No es el estado desintegrado que Bush y Clinton desmembraron y saquearon. China ya no es una creciente economía de mercado tan ansiosa por comerciar con los Estados Unidos, pasando por alto las incursiones estadounidenses en aguas territoriales chinas. Hoy en día China es una gran potencia económica, blandiendo su influencia económica en la forma de 3 billones de dólares en bonos del tesoro estadounidense. China ya no tolera la interferencia de Estados Unidos en su política doméstica - está dispuesta a tomar medidas enérgicas contra los separatistas y terroristas étnicos apoyados por Estados Unidos.

América Latina, incluyendo Venezuela, han desarrollado organizaciones regionales autónomas, diversificado sus mercados en Asia y estableciendo un fuerte consenso post-neoliberal. Venezuela ha transformado a su ejército, otrora el instrumento favorito de los golpes orquestados en Estados Unidos, en un baluarte del orden democrático existente.

El camino electoral para la construcción del imperio estadounidense se ha cerrado o requiere una "supervisión" imperial apretada para asegurar "resultados favorables". La nueva política escogida por Washington es la violencia: alistar acciones de turbas, mercenarios extremistas, terroristas islamistas y uigures, neonazis y toda la gentuza del mundo a su servicio.

El balance de los seis años de "avance del imperio" con Obama están en duda. El derrocamiento violento del presidente Gadafi no dio lugar a un régimen cliente estable: la total destrucción y el caos en Libia han socavado la presencia imperial. Siria está bajo ataque, pero por fanáticos islamistas antioccidentales. La derrota de Assad no hará "avanzar al imperio" tanto como hará expandirse el poder de los islamista radicales (incluyendo a Al Qaeda).

El régimen títere de neoliberales y neonazis en Ucrania está, literalmente, en bancarrota, desgarrado por conflictos internos y frente a profundas divisiones regionales. Rusia está amenazada, pero sus dirigentes han tomado una acción militar decisiva para defender a sus aliados y bases militares estratégicas en Crimea.

Obama ha provocado y amenazado a sus adversarios pero no ha conseguido mucho en términos conseguir aliados o clientes valiosos. Su esfuerzo por replicar los avances imperiales de la década del 90 ha fracasado porque las relaciones de poder entre Europa y Rusia, Japón y China, y Venezuela y Colombia han cambiado. Las fuerzas subsidiarias, los aviones teledirigidos y las fuerzas especiales de Estados Unidos no son capaces de revertir el retroceso. La crisis económica ha recortado demasiado profundo, el agotamiento interno con el imperio es demasiado penetrante. El coste de mantenimiento de Israel es demasiado alto. Hacer avanzar al imperio en estas circunstancias es un juego peligroso: se corre el riesgo de una guerra nuclear más grande para superar la adversidad y retirarse.


Profesor James Petras
Global Research March 09, 2014 (America's Advancing Empire: Putsch, Pillage and Duplicity)


James Petras es un sociólogo estadounidense conocido por sus estudios sobre el imperialismo, la lucha de clases y los conflictos latinoamericanos. Ha sido profesor de la Binghamton University de Nueva York, la Universidad de Pensilvania, y profesor adjunto en Saint Mary's University, de Halifax (Canadá).

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