Me parece injusto porque se trató de un contrato legal pero improvisado. No se provocó un daño a la ciudad de apocalípticas consecuencias, no hubo emergencia sanitaria que hubiera desembocado en epidemias. Sólo dejó de recogerse la basura por tres días.

El gran pecado de Petro fue no haber actuado como un gerente, conformando una empresa con expertos en el tema, con el tiempo suficiente para organizarla, y en forma paulatina ir poco a poco reemplazando a los recolectores privados.

Volquetas, carros compactadores alquilados, personal inexperto fue la respuesta de un populista que quería demostrar que lo único que sirve es lo estatal y los privado es el demonio.

Esto daba para una falta grave por improvisación administrativa y hubiera dado lugar a una amonestación o incluso a una suspensión. Esto es aplicar la justicia, con ponderación, declarando la responsabilidad de acuerdo con la conducta cometida y no con un sesgo ideológico, como al final sucedió.

El juez justo es el que busca la armonía social y no aplastar al que se sale de sus reglas.