Dipak Mahato y su esposa Lalita escucharon un estruendo en un costado de su casa en la localidad de Purulia, en Bengala Occidental, en la India, dejaron de cenar y se dirigieron a la habitación donde dormía su pequeña hija de apenas 10 meses.
Todavía caían los ladrillos, el techo empezaba a agrietarse. Un elefante salvaje había entrado impetuosamente en el pueblo y acababa de derribar una de las paredes de su humilde casa.


Un elefante, en el Parque Nacional Amboseli, en Kenia, el 7 de octubre de 2013 (AFP/Archivos | Tony Karumba)


"Corrimos y nos quedamos impactados al ver la pared en pedazos y un elefante de pie junto a nuestro bebé", narró Dipak a The Times of India. "La niña lloraba y había enormes trozos de la pared por todas partes y encima de la cuna"


Lo inaudito se produjo cuando, atónitos, Dipak y su esposa observaron cómo el paquidermo, que se había retirado unos metros y ya se alejaba, escuchó el llanto de la niña, regresó y con su trompa empezó a extraer, trozo por trozo, todos los restos que habían caído encima de la cuna. Entonces, cuando liberó el cuerpo de la bebé del peso de aquellos escombros, dio media vuelta y regresó al bosque de donde había venido.
Los agentes forestales que se personaron en la aldea unos minutos más tarde admitieron que se trataba del mismo elefante salvaje que ha matado a tres personas en el último año.


"Nosotros adoramos a Ganesha -dios con la cabeza de elefante, adorado en el panteón hindú-, confesó la madre a la prensa local. "Todavía no puedo creer que un elefante haya salvado mi hija después de haber destrozado la pared. Nos quedamos paralizados mirando cómo el animal retiraba con cuidado los escombros que estaban encima de nuestra bebé. ¡Es un milagro!”.
Tras ser conducida al Deben Mahato Sadar Hospital, en Purulia, los especialistas que la atendieron determinaron que la menor no corría ningún peligro y que se trataba solamente de algunas contusiones producto del impacto de los trozos de pared sobre su cuerpo.