Para aclarar, porque parece que aún se vive en el país de hace 20 años cuando se desmovilizó el M19.

Las FARC no van a abandonar la lucha armada por gusto sino por susto. Es cuestión de supervivencia, ´por eso están sentadas en La Habana. Saben que nunca llegarán al poder por la vía armada y que cada vez los espacios se les cierran.

Lo otro es que no se trata de cambiar dinero de narcotráfico por sueldos gubernamentales. Las FARC quieren -y van a tner- poder político. Es decir, a través de alcaldías y gobernaciones, van a tener acceso al manejo de cuantiosos recursos públicos y como sucede con los partidos tradicionales, comprarán votos, feriarán contratos, harán buenas y malas administraciones, robarán, invertirán y crearán un sólido poder regional. En otras palabras, serán nuevos caciques en nuestro panorama político.

Esto es mejor, mucho mejor, que cultivar coca, estar expuesto a que lo extraditen a Estados Unidos o a morir en un bombardeo. Gústenos o no, las FARC en un tiempo van a ser un actos político más.