El populismo siglo XXI, como sucedió en la URSS y en los países de Europa Oriental, la "cortinas de hierro" como se llamó en su momento, no tiene futuro. La economía centralmente planificada, el Estado totalitario que refunde en el gobernante los tres poderes, el partido único, el régimen jurídico instaurado para perpetuar una casta dominante, la corrupción consiguiente y el empobrecimiento de la población, se han repetido muchas veces en el pasado y hoy Venezuela es un nuevo ejemplo.

La mala noticia es que son regímenes militaristas que sobreviven hasta el colapso. Venezuela no es la excepción. Maduro, un pobre chofer que de gobernar no tiene ni idea, fue puesto por Chávez para evitar que se rompiera el chavismo por dentro, debido a sus pocas luces. El heredero era Diosdado Cabello, pero haberlo señalado, habría impuesto el ala militarista en desmedro de los círculos bolivarianos y el grupo de los civiles.

Pero está visto que la ineptitud de Maduro esta arrastrando al chavismo a una radicalización. Es posible un autogolpe o se fuerce la renuncia de este pobre hombre, pero el populismo y los boliburgueses seguirán en el poder por un tiempo. Diosdado Cabello será el nuevo líder, respetado por los militares, y el chavismo radicalizará la represión.

Aún falta para que la plaga abandone el poder, infortunadamente.