| La ciudad de la furia
Estamos ante el escenario de dos ciudades: una, la Medellín que se destaca por su innovación en cuanto a movilidad, educación e infraestructura desarrollada en beneficio de la comunidad, especialmente de los menos favorecidos. Y la otra, la que muchos prefieren ignorar, la Medellín sumergida en una ola de delincuencia escandalosa, que pareciera recordar las peores épocas de la ciudad, cuando solía ser apodada peyorativamente como 'Metrallo'. Dos realidades que, irónicamente, conviven en una misma ciudad.
Pero lo que llama la atención de manera poderosa y alarmante de la situación de orden público no son únicamente los atracos, robos, asesinatos y demás crímenes que se cometen a diario en la ciudad. También comienza a alarmar la posible iniciativa de algunos ciudadanos para tomar la justicia por su propia cuenta.
Hasta hace poco, la indignación de los ciudadanos se limitaba a las quejas de costumbre y a las denuncias abiertas de parte de algunos políticos de la región, como el ex-candidato a la alcaldía Federico Gutiérrez. Pero las cosas parecen estar yendo más lejos y los incentivos a tomarse la justicia por mano propia están surgiendo no sólo en las redes sociales, sino también dentro del ámbito político.
Es entonces cuando aparece la figura del polémico concejal Juan Felipe Campuzano, quien luego de la noticia de la muerte de un médico a manos de un sicario para robarle su celular, expresó su rabia a través del Twitter, declarando lo siguiente:
Si al sicario le gusta la sangre, hay que ponerlo a sangrar, si le gusta el dolor, hay que inflingirselo y si le gusta la muerte... sencillo
Palabras fuertes, pero que probablemente estén en sintonía con el sentimiento de muchos ciudadanos que, con impotencia, sienten que están resignados a ver cómo la delincuencia campea libremente por la ciudad, mientras las autoridades policiales y judiciales operan de manera inepta e impune contra el crimen.
Probablemente uno podría pensar que las quejas de la ciudadanía y el apoyo a soluciones radicales no pasa de ahí. Pero un panfleto, puesto en circulación desde el pasado 16 de enero, da a entender que habrían personas que hablan en serio. Así es pues como nace el Cicarya (acrónimo de Ciudadanos Cansados de Robos Y Atracos), un misterioso grupo de ciudadanos, aparentemente armados, dispuestos a realizar lo que ellos denominan una "limpieza social", es decir, a asesinar a quienes ellos vean cometiendo actos de delincuencia como robos y atracos, entre otros.
No se sabe quien está detrás de este grupo armado desconocido ni nada más relacionado con ellos. Pero esto debe servir como una alerta para las autoridades y para los gobiernos. Existe la necesidad imperativa y urgente de que se combata el crimen de manera más efectiva, tanto por parte de las autoridades como por parte de los organismos judiciales. Está en sus manos evitar una barbarie si es que estas amenazas son ciertas.
Como ciudadanos, tenemos el deber de denunciar el crimen y el derecho de exigir a las autoridades una mayor eficacia para atacar y prevenir la delincuencia. Pero las soluciones fáciles, como las que se plantean últimamente, no traerán otra cosa que un recrudecimiento del crimen, y ya no por parte de los delincuentes, sino por parte de ciudadanos 'bien intencionados'. Sólo nosotros tenemos el poder de hacer que las cosas cambien. Sólo nosotros podemos evitar convertirnos en una 'ciudad de la furia'. |