El único efecto nocivo del fin de la Guerra Fría: el triunfo absoluto del mercado. Ese regulador que tan bien funciona en casi todos los aspectos de la sociedad muestra su lado mas flaco y cruel cuando tiene que velar por la salud de sus ciudadanos.

Diran que antes de la Ley 100 se morían cientos de pacientes en las puertas por ineficiencia estatal..y es cierto. Pero con la Ley 100, esos cientos siguen muriendo en las mismas condiciones y ahora se les suman los miles que padecen la tramitomania infame de este nuevo régimen. Una cosa era morir porque al hospital estatal le faltaba la gasa necesaria para la cirugía...ahora se muere, hayandose la gasa en la clinica privada, tan solo porque le falta un sello o una autorización a un misero papel. El primer caso era atribuible al desorden, el segundo a la crueldad...y no es lo mismo.