Para aterrizar el asunto:

En esta tutela, la primera que se presentó antes de la vacancia judicial de diciembre y que no influye sobre la de Armenta, el magistrado Ramírez ya había negado las medidas cautelares pedidas por el abogado Ortiz y sólo se esperaba la decisión de fondo que, era obvio, iba a ser contraria a los intereses de Petro.

Esta decisión no agrega sino un mayor enredo al caso Petro. Ahora, oficialmente, hay unas medidas cautelares de una tutela que está pendiente del fallo respectivo, y otra que ya se falló y es contraria a la de Armenta.

Ambas tutelas, y las que se vayan fallando a favor y en contra, irán siendo recurridas ante el Consejo de Estado por la parte perdedora, prolongándose el enredo hasta tanto la segunda instancia no se pronuncie sobre todas, y esto sin contar las demás que andan regadas por varios despachos judiciales que tendrán otra segunda instancia.

En plata blanca significa que la estadía de Petro se va a prolongar un tiempo más en la alcaldía ya que, en la práctica, hay unas medidas cautelares y fállese lo que se falle, seguirán vigentes hasta tanto no se pronuncie el Consejo de Estado.

Un mes, dos meses, quizás más se demorará el Consejo de Estado en decidir de fondo, lo que hace viable que el referendo revocatorio del 2 de marzo, citado por el Registrador, se realice, y quizás en marzo o abril haya alguna claridad sobre el caso.

No olvidemos, además, que la Comisión Interamericana está a la expectativa, y en caso de que se levanten estas medidas cautelares por una u otra razón, no sería de extrañar que entre a jugar esta jurisdicción internacional con la solicitud de nuevas medidas cautelares.

Al menos por ahora, Petro consiguió lo que que quería: tiempo. Con una refrendación popular de su mandato a través del referendo revocatorio, el caso toma un nuevo aire pues se presentaría una contradicción entre el mandato popular y el mandato de un funcionario administrativo.

Aunque a mi modo de ver la decisión de Armenta va en contravía de la Constitución, las leyes y la jurisprudencia colombianas, consiguió enredar el asunto, sin que ayude el resultado de las demás tutelas que, es de presumir, al menos la gran mayoría, fallarán en contra de Petro.

Pero esta tutela solitaria armó el desorden.