Ese es el sentido de la frase, o del dicho: no basta con soplar para hacer botellas, hay que saber hacerlo para que al final resulte una botella y no un mamarracho.

Aplicado a la paz, no todo es echar plomo para conseguirla. La paz requiere de un manejo cuidadoso, de filigrana, habilidad y astucia, negociación ventajosa para las dos partes, cesión pero no concesión, encontrar puntos comunes, y, sobre todo, deseos de hacerla en conjunto y no el avasallamiento de una de las partes, que de por sí desnaturaliza el proceso convirtiéndolo en una simple rendición, que ya es otro cuento, porque se necesita victoria total sobre el enemigo.