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Antiguo 05-01-2014 , 23:29:31   #4
CANTI*
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CANTI* Asesino De DiosesCANTI* Asesino De DiosesCANTI* Asesino De DiosesCANTI* Asesino De DiosesCANTI* Asesino De DiosesCANTI* Asesino De DiosesCANTI* Asesino De DiosesCANTI* Asesino De DiosesCANTI* Asesino De DiosesCANTI* Asesino De DiosesCANTI* Asesino De Dioses
  
Predeterminado Respuesta: Mi mujer cojida por mi mejor enemigo

Y ahora entendía porque a ella, ya no le importaba que le metiera mis 16 cm de pene.
No podía dormir, y para acabarla no me había bebido el dichoso licuado para el sueño…. Maldición.
Sin embargo algo extraño me despertó de entre mi sueño…
Sandra se había levantado de mi cama y se había dirigido al baño… decidí no moverme, así duró ella como diez minutos allí dentro, y yo fingí que dormía, hasta que por fin salió, y entre la oscuridad se acercó a mí (olía precioso) y me movió… yo no respondí.
Entonces ella salió de mi recamara y yo me decidí a salir detrás de ella…
¡Traía puesto un sexy babydoll color rojo! Lo distinguí entre la oscuridad y la escasa luz que se proyectaba en la cocina, me escondí arriba de la escalera, donde permanecía oscuro, ella jamás me lograría ver, aunque yo a ella sí…
Los tacones altos rojos también me hicieron ver a una completa prostituta… sexy… hermosa….
Entonces ella fue corriendo hasta la puerta de mi casa y …
¡Ohhh! Iván llegó…
En cuanto éste entró y cerró la puerta, ella se abalanzó a él y comenzaron a besarse mientras él le sobaba las nalgas, gimiendo y agasajándose… como dos locos enamorados.
—¡Rico culo, mami! —dijo él.
—¿Te gusta papi? ‘¡es tuyo…! Cómelo.
Siguieron besándose en el vestíbulo mientras ella gemía…
—¡Estas buenísima! Aaaaah… ¿Y qué? ¿No te dijo nada Roberto porque me encontró en tu casa luego de haberte cogido?
Ella rió.
—¡No! Y ni se imagina que su mejor amigo me coge todas las noches mientras él duerme, y en el día, mientras él trabaja… ¡Y tú y yo nos divertimos juntos mi amor! ¡Te amo…!
—Siii, yo también chiquita… ¡¿Así que siguen funcionando las pastillas disolventes que siempre le damos para que duerma?!
Ambos se carcajearon.
Me sentí el más imbécil del mundo… ¿ellos me dormían? ¿el licuado que Sandra me daba? ¿pero cómo era posible tanto descaro?
—Pues, ven , vamos a ver, no vaya hacer que se despierte—le sugirió ella.
En ese instante me metí corriendo y fingí que dormía.
Escuché que llegaban a la recamara mientras se acariciaban y se decían porquería y media.
Escuchaba lengüetazos, más gemidos, hasta que Sandra le susurró.
—Espera, mi amor, deja ver que Roberto duerma…
Pero al parecer a Iván poco le importaba la sugerencia de Sandra, porque siguieron los gemidos, y yo por un momento tuve ganas de abrir los ojos, aunque finalmente me contuve, de pronto ella se acercaba a mí., me habló y me sacudió, pero yo seguí intacto.
Iván se carcajeó.
—¡Pobre pendejo! —dijo él.
—A veces me da lastima—dijo Sandra, casi al mismo tiempo que pestañeando, vi que ambos se besaban otra vez…
—¿Lastima? —dijo Iván acariciándole las nalgas mientras se las apachurraba y bramaba—¿Por esa cosa que está en tu cama? Jajajaja. A poco no te da morbo ser mi amante… que tú le seas infiel a este puto cornudo…
Ya sabes, él nos mantiene a los dos, simplificando todo, por eso no te has divorciado de él y te has venido conmigo, vamos chiquita, no seas miedosa… así disfrutamos siempre tú y yo…
—¿Y si alguna vez se entera? —dijo Sandra mientras Iván le metía el dedo por la vagina y ella emitía un gritillo.
La pequeña lamparita de noche me permitía observar con un poco de claridad. Ambos se acariciaban a un costado de mi cama.
—¡No se va a enterar! Es un buey cornudo, chiquita… y si así fuera, pues no te preocupes, tu querido marido siempre me ha tenido miedo, él ya sabe que a todas sus novias las he cogido, y eso siempre me hizo sentir más hombre… me encantaba humillarlo, y si él supiera lo cornudo que es, no me quedaría más remedio que romperle la cara a golpes, hasta que acepte ser un pobre sumiso que acate nuestras ordenes… él pagarnos por cogernos tú y yo…
—¡Por eso me encantas, mi amor… ¡Me fascinas y me excitas cuando hablas así!
Algo raro sentía en mi pecho,,, no estaba molesto ni asustado, sino.,… excitado… ¿Por qué?
Mientras se acariciaban él decía.
—¿Y sabes qué? Soy capaz de ahorita despertarlo y decirle todo… sería mejor que fuera nuestro esclavo y nos tenga a los dos como reyes…
—¿Y que le dirías eh, traviesito?
—Pues empezaría por contarle que antes de tu boda con él, yo te abrí el hoyo primero, y que somos amantes desde que ambos eran novios… y que… mmm, todas nuestras cochinaditas que hemos hecho a su espalda, las veces que lo hemos emborrachado para coger en paz, las veces que yo he estado aquí, y mientras él se baña tu y yo nos divertimos juntos…. o cuando lo tiré “accidentalmente “de la moto—rompió en carcajadas—, ¿te acuerdas? Tu marido se torció la pierna, y mientras él gritaba de dolor en el hospital, tú gritabas como perra en celo de placer en esta cama mientras yo te metía mi pito, ¿verdad mami…?
—¡Eres perverso…!—lo apremió ella mientras le sacaba la camisa y le chupaba el cuello y el abdomen…
—¡¿Dices que desde entonces le cuesta trabajo que se le pare su miseria de verga? ! —preguntó él.
—Sí— dijo ella gimiendo. Iván seguía jugando con su dedo dentro de la vagina de Sandra—, yo lo noté… ya no son iguales sus erecciones… ¿estarás contento no, diablillo?
Él se volvió a carcajear.
—Jajajaja. Me alegro, así ya tienes una excusa más para ponerle los cuernos… aunque de todos modos con esa pequeña cosa ¿qué placer puede darte? ¿a que nunca sentiste con él lo mismo que conmigo? ¡Mi pito si te clava mi amor…! Y la de tu puto cornudo no sirve para nada, es un pinche perro…
Riendo burlándose de mí, y luego le dijo:
—O como hoy por ejemplo… ¿Le gustó la sopa de arroz? —rompió en carcajadas Iván una vez más— jajajaja ¿Sabrá que en todas las comidas que tú haces él traga de mis mecos y mis orines?
Jajajajaja.
Se desnudaron mientras mi pene casi reventaba de lo excitado que estaba…
—Mientras tanto cojamos rico… aquí, junto a él, en la camita…
Cerraron la puerta y se lazaron contra la cama y cogieron como salvajes… y en cada envestida él gritaba…
—¡Puto, cornudo…! ¡Mira como me la hecho en tus narices perro de mierda!
Y ella…
—¡Métemela! ¡Mas, más cabronzote! Méteme esa verga grande y jugosa… y échame tus mecos en mi concha… quiero un hijo tuyo, y que mi perro esposo lo mantenga como si fuera de él…
Gritos, gemidos, de vez en cuando sentía que Iván me golpeaba la cara con su verga mientras Sandra reía, luego sentí cómo me pusieron boca abajo e Iván colocaba a Sandra encima de mi espalda cogiendo como perros en celo arriba de mí…
—¡Qué pastillas tan más efectivas! —gritó Iván entre sus embestidas—, ni modo… eres cornudo por buey…
Y se burlaron de mí…
Cogieron por mucho rato, al parecer se bañaron juntos y continuaron manteniendo relaciones sexuales allí en la tina del baño… se escuchaban sus jueguitos, gritos, chupeteos, palabras como “Cógeme” “Papi” “Mássss” “toma perrita” “Chúpamela…” “Ahhh”
Esa noche fue la más larga de mi vida, y a pesar de todo, la más excitante…
No fue la última…

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