Muchas frases rimbombantes, lenguaje florido y trasnochado, con tintes dramáticos que no ocultan la melosería del politiquero de barrio, demagogia que se nutre de verdades para edificar discursos de papel.

Dicen los que saben que lo mejor que puede uno hacer es predicar con el ejemplo. Ahí les queda la tarea. ¿Quieren la paz? Practíquenla, dejando atrás el pasado vergonzante que a todos nos agobia, y empéñense en construir un país de verdad incluyente.

Y ojo, por incluyente se indica que aquí cabemos todos, los "oligarcas", los dinosaurios, y también los mamíferos, porque este paísito que nos hemos encargado de maltratar durante muchos años, se merece eso, así que empiecen por defender lo suyo, pero respetando las ideas ajenas.

La paz se construye con hechos. Hacerlo con tan sólo palabras, ya nos tiene hasta la coronilla.