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GABRIEL
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Predeterminado Respuesta: Informe forense asegura que Paul McCartney no es quien asegura ser, PAUL VS FAUL

La unión de la craneometría y la tecnología (que, entre otras cosas, permite llevar a proporciones homogéneas fotos del mismo sujeto tomadas en diferentes momentos) ha hecho posible observar, como nunca antes, una serie de imágenes de Paul McCartney desde la década de 1960 hasta hoy. Gavazzeni explica: «ahora es infinitamente más fácil ver y señalar ciertas cosas, porque la técnica de procesamiento digital permite una velocidad de comparación y una precisión de análisis muy superiores a los de hace apenas diez años”.

El primer paso es buscar y seleccionar las mejores fotos, en cuanto a calidad y encuadre, para poder ponerlas en proporción y llevar a cabo las mediciones y comparaciones. Al final se podrá emitir un veredicto. Al principio, ni Carlessi ni Gavazzeni tenían ninguna duda: “En realidad, nos hubiera llevado dos minutos llegar a la conclusión de que era la misma persona”, recuerda la anatomopatóloga sonriente. “Un vistazo a lo que hay en Internet parecía suficiente para resolver la cuestión: los defensores de la teoría de P.I.D., por supuesto, no trabajan con una metodología correcta que les permita demostrar lo que ellos quieren». ¿Qué tratan, en general, de demostrar los muchos sitios web dedicados a la leyenda de Paul Is Dead? Que, en noviembre de 1966, el “verdadero” McCartney murió en un accidente automovilístico y fue reemplazado por un imitador, zurdo y músico como él.

Una operación muy sofisticada (pero no hasta el punto de no dejar rastro), un engaño necesario para no obstruir un mecanismo que producía ganancias fabulosas. Tan fabulosas que daban una bocanada de oxígeno a la economía británica. Y por lo tanto, para la matriz de la conspiración, gracias también a las muchas pruebas que los Beatles fueron sembrando durante años en las canciones y portadas de sus discos, la verdad está clara. No en vano, al Paul McCartney de las recientes giras, de los éxitos como solista, de la campaña en pro del vegetarianismo y de los divorcios multimillonarios se le viene denominando Faul. No Paul sino Faul, una fusión entre fake, que es “falso”, y Paul.






Este apodo es una de las consecuencias de una tormenta mediática que comienza el 12 de octubre de 1969 con una llamada de alguien identificado simplemente como Tom (Alfred para algunas fuentes) durante una emisión organizada por el dj Russell Gibb de la radioWKNR de Detroit. Tom dijo que McCartney estaba muerto, que su desaparición había sido mantenida en secreto por los otros Beatles y por su mánager pero que el grupo también había decidido colocar una serie de pistas en los discos, que nadie aún había descubierto. Esta llamada fue el inicio a una “búsqueda del tesoro” que, después de cuarenta años, aún no ha terminado.

“Conocíamos la historia por encima”, dicen Carlesi y Gavazzeni. «Pero por supuesto no fue nuestro punto de partida. Para nosotros lo primordial era obtener gran cantidad de buenas fotos, con una compatibilidad aceptable anatómica y antopométricamente”. La investigación se llevó a cabo con fotos tomadas antes de 1966 y, por supuesto, con fotos que databan del año 1967 en adelante; estas últimas mostraban tanto a los Beatles cuando estaban todavía juntos como a McCartney en solitario. “No fue tan fácil como parecía,” recuerda Gavazzeni. «En las fotos de los primeros años noté una incertidumbre generalizada sobre la datación, algo que no se produce en el período siguiente. De hecho, algunas instantáneas tienen diferentes fechas dependiendo de la agencia; además, las mejores fotos son propiedad de fotógrafos que no se mostraban conformes a proporcionárnoslas con demasiada facilidad”.

Para hacer una comparación entre dos períodos diferentes es necesario establecer y fijar algunos puntos de referencia o marcadores, comparando las mejores imágenes disponibles del mismo sujeto y que hubieran sido realizadas en un corto espacio de tiempo. Como base para determinar las proporciones y poder realizar el trabajo fue sacrificado un aspecto importante a nivel identificativo: la distancia interpupilar. De hecho, después de haber elegido este criterio como punto de alineación de las imágenes, no fueron capaces de utilizarlo para comparar las diferentes fotos. En otras palabras, porque al tener que poner a escala todo lo demás, algo tenía que cambiar.






Dos imágenes “pre-66”, comparadas tras ser ajustadas en una sola escala de referencia para obtener proporciones homogéneas, mostraron una coincidencia perfecta de los principales puntos clave. En particular la curva mandibular, la línea que el ordenador utiliza para definir el perímetro de la parte inferior de la cara, de oreja a oreja pasando por su mentón, era prácticamente idéntica. El margen de error era de menos de un uno por ciento. “La coincidencia perfecta entre dos imágenes es casi imposible”, dice Gavazzeni, “de forma que, por convención, se considera aceptable no más de un 2,5 por ciento de diferencia. Más allá de este límite, la discrepancia nos hace inclinarnos hacia la identidad diferente entre las dos partes interesadas. Sin embargo, en este caso, la diferencia es de menos del uno por ciento y no se plantea el problema: las dos fotos muestran la misma persona». En este punto fue a buscar más fotos, con características similares, pero tras el “accidente”.





La primera foto útil tomada después de la fecha del “accidente” es, como decirlo… una imagen emblemática. Está dentro de la tapa de un disco que no sólo es importante para la historia del rock, sino también fundamental en el desarrollo de la historia de P.I.D.: Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, lanzado en junio de 1967. Durante más de ocho meses los Beatles no habían aparecido en público y ahora lo hacían con un cambio de estilo y apariencia que, en retrospectiva, no hace más que aumentar las dudas. De hecho, incluso sin la craneometría, anteriormente los defensores de P.I.D. habían hallado algunas anomalías que podían alimentar la sospecha de que quizás algo había ocurrido realmente. Además, incluso sin conocer la investigación de Gavazzeni, Glauco Cartocci, autor del único libro escrito en italiano sobre este tema (El caso del doble Beatle, ediciones Robin, 2007) señaló que “por un lado, no hay duda de que la mayoría de los hechos o indicios son fácilmente refutables o simplemente resultan ridículos; pero por otro lado, sin embargo, se puede afirmar que un buen 30 por ciento de ellos sigue siendo inquietante y no es explicable a la luz de la lógica”.

Sólo en el álbum Sgt. Pepper se han contado más de 40 pistas diferentes, incluyendo las fotos que han centrado la atención de Carlesi y Gavazzeni. La leyenda de P.I.D. no habría tenido el impacto que ha tenido, sin otra abreviatura a primera vista menos oscura: O.P.D. Es lo que se lee en una curiosa insignia que Mc Cartney tiene en su brazo izquierdo justo en esa foto. Para casi todos, McCartney el primero, es simplemente una elección al azar, una pegatina de Canadá. O.P.D. de hecho sería “Departamento de policía de Ontario”. Pero, según la versión de la conspiración, en realidad indica la fórmula O.P.D. utilizado por la policía para declarar la muerte de una persona: Officially Pronounced Dead, oficialmente declarado muerto”.

“Inicialmente escogimos la foto de McCartney en Sgt. Pepper no porque pensáramos que el significado de O.P.D. fuera verdadero, sino, simplemente, porque parecía una foto útil para el trabajo. Ciertamente no nos imaginábamos que nos ayudaría a descubrir tantas cosas”, dice Gavazzeni.

Esta imagen de McCartney, seguramente realizada en la primera mitad de 1967, fue luego unida a otra foto, de unos años más tarde, tomada entre 1971 y 1972. El objetivo era repetir la comparación ya realizada con fotografías de la década de 1960 y, a continuación, proceder al examen comparativo de los datos obtenidos de los dos grupos de fotos. También en este caso, entre las dos nuevas imágenes, había una buena compatibilidad. Ahora quedaba comparar los datos de las imágenes de antes de la fecha del supuesto accidente con las de fechas posteriores. “La sorpresa fue tremenda», dice Gavazzeni, “la curva mandibular entre los dos grupos de fotos mostraron una discrepancia de más del 6 por ciento, muy por encima del umbral de error”. Pero había más. También había cambiado el desarrollo del perfil mandibular: antes de 1966 cada lado de la mandíbula se componía de dos suaves curvas; desde 1967 parece que hay una sola curva. Hay una curva morfológica diferente.






Pero las sorpresas no terminan ahí, porque el implacable Gavazzeni, como un boxeador que siente que está cerca de dejar KO a su oponente, se centra con gran interés en esta imagen, en la que McCartney, ignorante de todo, esboza una sonrisa un poco perpleja: “A simple vista, se observa lo que será una constante en las fotos a partir de ese momento, un par de retoques fotográficos bastante obvios para una mirada experta. Hay una zona gris que cubre el ángulo externo del ojo izquierdo, apreciable sólo durante un tiempo, y que posteriormente ya no es visible. Y al investigar con más detenimiento en ese punto, donde durante años hubo una mancha oscura, ahora hay una mezlca entre una cicatriz y una señal de estiramiento de la piel, como si hubiera habido un retoque estético. La explicación más inmediata es que, probablemente ya en la década de los 60, se habría hecho una operación en los ojos quedando todavía algo imperfectos, lo que durante mucho tiempo se solucionó colocando delante esa mancha”. También hay un detalle que afecta a la forma del cráneo: “de hecho, se nota que la forma de la cabeza se ha hecho un poco más redondeada,” dice Gavazzeni: «se ha reducido la longitud real, mediante un truco que se hizo durante la fase de impresión”. Cambiar la forma del cráneo de un individuo adulto es algo imposible. Sin embargo, a juzgar por las fotos, es justo lo que parece.

Gabriella Carlesi agrega un elemento más: “frente a la imagen anterior, la de Sgt. Pepper muestra claramente que las comisuras labiales, es decir, la línea formada por la fusión de los dos labios, está repentinamente estirada. Cosa que, por supuesto, no es posible y que los bigotes son incapaces de ocultar”. En otras palabras, los labios pueden ser hinchados y aumentados en volumen (es una práctica muy común en nuestros días), pero la anchura de las comisuras labiales no puede variar tanto. Puede sufrir muy ligeras variaciones, sin embargo, éste no es el caso de la imagen examinada: aquí la diferencia entre el antes y el después es demasiado fuerte como para haber sido causada por cualquier cirugía. Además, bajo el bigote del McCartney de Sgt Pepper, tal vez se intentó ocultar otro elemento: lo que los especialistas llaman el punto naso-espinal o sotonasal. Es el punto entre las dos fosas nasales donde la nariz comienza a separarse de la cara. “Se trata de un rasgo muy característico que no se puede modificar con la medicina quirúrgica. Puede cambiarse la forma de la nariz pero no el punto naso-espinal”, dice Gabriella Carlesi. “Y entre el McCartney del primer grupo de fotos y el segundo este punto varía claramente”.

Sorprendidos al saber que nada de esto podía ser cosa del azar, Carlessi y Gavazzeni empezaban a admitir que los resultados les estaban dejando perplejos. Dice Gabriella: “Nos gustó la idea de aplicar a este caso una metodología rigurosa tradicionalmente aceptada y requerida para trabajos de cierta importancia. Pero no imaginábamos que, en algún momento, nuestra investigación tomaría la dirección que estaba tomando”. El mismo asombro que captura a quienes analizan en su dinámica (ya sea en el ámbito de la comunicación, lo esotérico o la música) la historia de la supuesta muerte y reemplazo de Paul McCartney tomó posesión de los dos investigadores, de forma que se aventuraron en el estudio de las imágenes que consideraron más adecuadas para la verificación craneométrica. “Necesitábamos una respuesta y nos tomó más tiempo,” recuerda Gavazzeni. «Parecía imposible, pero la certeza se hizo más fuerte, día tras día, foto tras foto». El desafío era tan intrigante, que siguieron adelante, ya que todavía quedaban otros aspectos importantes por examinar. Comenzando por la disciplina en la que Gabriella Carlesi sobresale y goza de renombre internacional: la identificación odontológica. Cuanto más veía a Paul McCartney cantar y mostrarse sonriente, más elementos recogía Carlesi para alimentar sus dudas: “para mí la prueba de todas las pruebas está representada por la forma del paladar, incluso más que los dientes”.




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"No se como será la tercera guerra mundial, sólo se que la cuarta será con piedras y lanzas" (Albert Einstein)



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